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Ford Sierra 2.3 Ghia - 1988
El más formal de la familia
Revista Parabrisas Nro 119. Abril de 1988
Publicado en Test del Ayer en Noviembre de 2011
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Sólo nos quedaba el Ghia para completar la evaluación de toda la línea Sierra de Ford que ahora produce Autolatina. Circular por tierras patagónicas, nos sirvió para que afloraran virtudes conocidas y algunos defectos específicos de la versión. Con 105 CV (DIN), sin pretensiones deportivas, pero performances adecuadas, el Sierra Ghia se manifestó como el más "formal" de la familia equipada con motor de 2.300 cm3
La pregunta que se hará más de un lector al tener este ejemplar en sus manos, está cantada: ¿Otra vez un Sierra?. Sí, otra vez un Sierra. Para ser más exactos, el Sierra que faltaba. El Ghia.
A través de estos años de comunicación permanente y mensual, pasaron por nuestras manos las versiones GL de 1.600 cm3, Ghia S (con motor de 120 CV, similar al cupé), la XR4 y la Rural.
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En prueba a nuestra buena conducta -no volcamos ni deterioramos la integridad mecánica de ninguna unidad Sierra hasta el momento- Autolatina nos entregó el modelo que faltaba. Casi virgen, apenas con unos 800 kilómetros recorridos, como para encarar un largo viaje de asentamiento veloz y luego realizar las pruebas de performance con más de 7 / 8000 kilómetros recorridos.
Junto al GL de motor chico, el Ghia es el modelo más vendido de la línea Sierra. Conjuga una serie de detalles en lo referente a prestaciones y confort que lo ponen en posición de privilegio.
Como explicamos en más de una ocasión, el tema Sierra en la Argentina será punto de discusión bizantina a través del tiempo. No hay términos medios. Existen sus defensores, que gustan de su línea en general y los que no podrán asimilarla debido a influencia y tradiciones automovilísticas de las que no han podido desprenderse.
Bondades y franqueza del Ghia doblando sobre el pesado ripio sureño
Este fenómeno del Sierra, no se limita al mercado local. En Europa sucedió algo parecido. Fue aceptado al primer contacto visual en Alemania, Austria, Suiza y España. En cambio, no impactó como se suponía en Inglaterra, Italia y Francia. Una mezcla donde nadie puede encarar un análisis aduciendo las peculiaridades de gustos latinos o gustos sajones.
Nuestra posición al respecto, tomada desde que la primera versión fuera evaluada por Parabrisas, es conocida. Nos parece un auto logrado en lo que respecta a su diseño total, moderno y actual, con buen coeficiente aerodinámico (aunque hoy en Europa existan autos que están muy por debajo del Cx 0.34), y un comportamiento rutero de gran nivel gracias a una eficiente suspensión trasera que lo transforma en un vehículo seguro ante virajes de de baja, media o alta velocidad. Y es precisamente en este punto, donde otros pueden manifestar ciertas falencias.
Obviamente, esta evaluación no diferirá mucho de la efectuada en Octubre de 1986 al Ghia S. Básicamente es el mismo auto aunque con algunas diferencias de performance, elasticidad y consumo.
Tempranas horas en la salida de Puerto Madryn rumbo a Buenos Aires
Respecto al "S" la única diferencia notoria es la falta del spoiler trasero. En realidad no es ni más agradable ni menos agradable. Quizá el "alerón" posterior, en vista de perfil, alargue artificialmente la línea bajándole la cola pero como todo lo estético, es materia opinable.
Las tazas cubrerruedas -iguales a las de "S"- realzan al Ghia, dándole un toque apenas informal (o deportivo), dentro de un contexto sobrio y distinguido. En el caso de nuestra unidad, ese mismo efecto era logrado por el color (colorado intenso), que dejó establecido que los tonos agresivos no le quedan mal.
Sobre los dos filetes laterales puede haber discusión, pero convengamos en que no rompen la armonía ya que son extremadamente finos.
Imagen de la habitabilidad interior
Generoso, amplio, sin serias limitaciones para los pasajeros posteriores.
La forma del tablero y la ubicación de la guantera, hacen que el asiento delantero derecho se pueda avanzar al máximo sin que su ocupante tenga que ubicarse en cuclillas debido al contacto de sus rodillas contra el panel.
En el caso de nuestra unidad, los tapizados de asientos y contrapuertas eran de color beige - marrón que no armonizaban demasiado con el rojo exterior..
3 - Puesto de comando e instrumental |
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Correcta para conductores de cualquier estatura. Si usted es bajo, la solución está en correr el asiento para adelante y enderezar el respaldo hasta obtener una visibilidad general adecuada. Si es extremadamente alto, la corredera del asiento al fondo y modificar el ángulo de inclinación del respaldo (con regulación de tensión en la zona lumbar), hasta obtener la posición deseada. Súmese que los delanteros disponen de regulación en altura (sistema angular), y llegará a la conclusión que todo conductor encontrará su posición ideal sin mucho trabajo.
Los asientos de la cupé XR-4 disponen de una mejor sujeción lateral de la espalda, pero los del Ghia no acarrean grandes inconvenientes en este aspecto. Una vez sentado frente al volante, la inclinación de éste, la ubicación de la pedalera y de la palanca de cambios junto a los comandos en general, hacen que manejarlo sea una tarea descansada y agradable. Uno de esos autos que como dice la gente: "Después de manejarlo diez horas te bajás como nuevo".
El instrumental es completo aunque a esta altura, y a varios años de su lanzamiento, el conjunto aparece como algo pequeño y no muy actualizado. Una versión 1988 exige una revisión en este aspecto porque la tendencia mundial es la de instrumentos más grandes, visibles y de lectura inequívoca e inmediata.
El panel de chequeo es de lo mejor e informa al conductor de todo lo que necesita saber. Pese a que en ocasiones pueda fallar el bulbo de presión de aceite (con la consiguiente alarma que ocasiona), o la varilla para medir el nivel del lubricante que se mueve al trasponer una cuneta, y nos indique el faltante oleoso en el cárter. Hay que bajarse, abrir el capó y presionar la varilla. Si la luz testigo amarilla sigue prendida, es porque realmente le falta aceite.
Como en el resto de los Sierra, las luces del "check panel" deberían ser de mayor intensidad. Durante el día no son todo lo visibles que deberían.
El cenicero y la radio, continúan ubicados lejos del alcance del conductor.
Uno de los puntos más sobresalientes desde cualquier ángulo. Los limpiaparabrisas cumplen con su función, aunque los de la cupé XR-4 se mostraron más eficientes a alta velocidad. Ídem el limpia - lavaluneta con tecla intermitente de gran utilidad que evita ser presionada cada vez que se la quiere poner en funcionamiento.
Los retrovisores correctos, y el de la derecha abarca el campo visual justo.
5 - Aireación - Calefacción |
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En más de una ocasión hablamos de la excelente aireación del habitáculo, tema en el que colabora eficazmente el techo corredizo con distintas posibilidades de apertura y persiana contra el sol.
El aire acondicionado no manifestó fallas pese a trabajar -en el caso del tramo Puerto Madryn - Buenos Aires- a destajo durante casi once horas ininterrumpidas. Ni en baja ni en alta pierde su capacidad de enfriamiento. Lo mismo la calefacción o el sistema de ventilación que es perfectamente regulable por medio de comandos de fácil y suave accionamiento. Es decir, cuando uno pretende que el aire desempañe el parabrisas, el sistema canaliza el flujo por esa salida sin imperfecciones o fugas por otros canales y cuando desea enfriar la zona de la pedalera, hacia allí fluye el aire. Usted me entiende, no siempre es así...
El tonalizado de los cristales laterales, luneta y parabrisas, debería ser algo más oscuro considerando la gran superficie vidriada de los Sierra. Esto, también lo dijimos en anteriores oportunidades.
6 - Confort de marcha |
4.5 |
Para nuestro gusto, el Ghia es algo "mullido". De excelente andar por las calles de Buenos Aires, empedradas o no, pero con una tendencia a que el recorrido del amortiguador sea demasiado exagerado en algunas ocasiones.
Nosotros pretenderíamos una suspensión un poco más rígida, pero inevitablemente -y lo sabemos- eso equivaldría a sacrificar bondades del confort de marcha, uno de los puntos más destacados del Ghia por parte de sus poseedores o compradores en potencia.
Eso sí, no es excesivamente rolador.
Transitando por caminos adyacentes al Dique Ameghino, cerca de Las Chapas, provincia de Chubut
7 - Maniobrabilidad - Dirección
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5 |
La asistencia de la dirección por medio del servo, es mucho más firme que la de otros Sierra con dos o tres años de antigüedad. Esto principalmente es nota en travesías ruteras, donde el conductor no se insensibiliza tanto con respecto a lo que transmite el auto.
Por su tamaño, las necesidades de espacio para entrar y salir del estacionamiento son mínimas. Una vez que sepa calcular donde termina el paragolpes -la trompa lanzada desubica al conductor inexperto- las maniobras son de una simpleza poco imaginable.
Seguro y de respuesta inmediata, tanto en ruta como en el denso y desordenado tránsito urbano.
8 - Equipamiento y Accesorios |
4 |
Podríamos exigir apertura del techo eléctrica, regulación de altura de la columna de dirección, de calibración de faros desde el interior, espejos eléctricos y cinturones traseros inerciales. Pero en la comparación con otros vehículos de su mismo nivel de precio, el equipamiento es más que digno.
Los lavafaros delanteros a presión son de suma utilidad, aunque nunca entendimos por qué razón funcionan en paralelo con el "sapito" del limpiaparabrisas. Hay ocasiones en que uno quiere despejar de suciedades el parabrisas parado en un semáforo -de noche, ya que los lavafaros sólo funcionan con las luces bajas o altas encendidas- y se corre el riesgo de empapar al peatón que cruza delante nuestro con el "spray" proveniente de este sistema. Lo ideal, es un comando autónomo.
De buen funcionamiento pero con la típica vibración que se produce en todos los propulsores de 2.300 cm3 a cierto régimen de rotación. Arranca instantáneamente bajo cualquier circunstancia y regula con absoluta normalidad sin transmitir ningún indicio al conductor.
Los caminos de ripio del sur son ideales para evaluar el confort de marcha y comportamiento de suspensiones y neumáticos
Por ser un 2.3 litros, las cifras no son escalofriantes. Pero convengamos que la relación final, así como las de caja, tienen una tendencia a que el motor viaje descansado y eso va en contra de buenas cifras de aceleración con partida detenida. No así en alta, donde por encima de las 3.500 rpm el motor se muestra saludable. Si hacemos comparaciones con el Ghia S, se notará la diferencia de 15 CV DIN a favor de esa versión más deportiva.
Convengamos, por otra parte, que una velocidad final del orden de los 178 km/h es más que suficiente para cualquier usuario promedio, sin olvidar que es un valor más digno de un dos litros que de un 2.300.
La quinta, pese a ser larga (0.816:1), casi llega a mantener al velocidad alcanzada por la cuarta con las ventajas de unos cuantos cientos de rpm menos. Obviamente, con algo de viento en contra o en cuestas, la sobremarcha flaquea.
Embrague suave, de acople casi inadvertido. El selector de cambios no ofrece problemas. Es preciso al conectar cualquiera de las relaciones. Incluso la marcha atrás, que en otros Sierra testeados se había notado un poco arisca.
La transmisión de potencia al piso, es tema aparte. Un ejemplar de excelente tracción por parte del tren posterior, ayudado por una suspensión independiente que cumple con gran solvencia.
Impecables en su comportamiento. Sin fatigas, ni perdidas de pedal, ni tendencias a perder la línea recta ante exigencias supremas. Pero, notamos, respecto a la XR-4 y al Ghia S, una vibración en los discos que se producía al cabo de dos o tres segundos de solicitación contínua a partir de velocidades del orden de los 160 km/h. Una particularidad que bien puede adjudicarse a la unidad testeada y no a todos los Sierra Ghia.
De cualquier manera, el hecho no empaña la eficiencia del sistema, porque no acarrea problemas reñidos con la seguridad y difícilmente, el usuario común hubiese llegado a detectarla.
Pese al lógico desplazamiento de peso a la hora de frenar, el tren trasero se mantiene apoyado logrando que las campanas traseras trabajen en equipo con los discos delanteros. Es decir, frena sobre y "con" las cuatro ruedas.
Este Ghia no tiene un equilibrio tan armónico como la XR-4, pero es superior a la Rural y al GL. Como anticipábamos en el rubro "Confort de marcha", quizá sea algo mullido pero el resultado final es adecuado a un auto de estas características.
Su eje posterior, con el que sólo puede competir el del Peugeot 505 SR Turbo Diesel, es de una efectividad envidiable.
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Poco es lo que se puede hacer en este aspecto partiendo de la base del motor 2.3 litros. Mucho se hizo, mejorando los consumos respecto al Taunus de manera notable, pero ahora aparecen limitaciones que son innatas del propulsor además del sistema de alimentación por carburador que también tiene sus restricciones en lo que a consumo se refiere.
Igualmente, el Ghia se muestra más económico que otros Sierra a velocidades constantes y en ciudad. Aceptable, casi lógico.
Con aire acondicionado funcionando hay que prever entre un 8 y un 10 por ciento de consumo plus.
Aunque los amortiguadores y resortes del Ghia, son similares a los de "S", existen sensaciones que se deben transmitir al lector. La tenida es casi inmejorable, como en la mayoría de las versiones de la línea Sierra. Pero el "S" y la cupé XR-4 (otro tipo de neumáticos y elementos de suspensión), se comportan de una manera levemente más efectiva cuando se transita a altas velocidades (más de 160 km/h).
Obviamente, en este ítem pueden influir en más o en menos, los neumáticos y las condiciones del piso y/o temperatura.
Su capacidad de viraje es realmente impresionante. Y no por haber manejado todos los Sierra que se producen en el país, dejamos de sorprendernos en cada oportunidad. Una franqueza total, tanto en el asfalto como en caminos de ripio, donde la cola pierde su línea pero responde a la corrección del acelerador y el volante. Como debe ser.
Faltan traseras antiniebla, que a esta altura deberían ser incorporadas como equipo de serie. Altas y bajas cumplen con su función sin falencias. Eficientes los lavafaros a presión.
Pese al diseño y la escasa altura total del Ghia, entrar y salir por cualquiera de las cuatro puertas, es una tarea que se realiza sin esfuerzos ni complicaciones. Las partes mecánicas vitales son bastante accesibles.
El Ghia en las infinitas rectas que unen Trelew con San Antonio Oeste, Ruta 3
18 - Terminación y estanqueidad |
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Mantiene el nivel de otras unidades testeadas con anterioridad. Sólo un par de piezas de plástico parecerían de calidad inferior a las de hace dos años atrás. Nada importante en el conjunto que se mostró absolutamente estanco (el ripio y polvillo gris del sur no perdonan rendija), tanto a la tierra como al agua.
Para un dos volúmenes (¿o dos y medio como suelen llamarlos en Europa?), los 353 dm3 de capacidad con carga oculta (o sea baúl baúl), son más que interesantes. Súmese la posibilidad de rebatir los respaldos y las variantes intermedias. El acceso a la carga es muy bueno gracias al gran portón trasero o quinta puerta.
Una vez más habría que repetir que los Ford nunca fueron automóviles baratos en Argentina. De todas formas hay que compararlos con los de sus competidores directos en base a equipamiento.
Hablar de precios, con los aumentos de los últimos meses, no es demasiado coherente. Al mes de marzo (primeros días), u$s 16.000 para un Sierra Ghia no es descabellado, mucho menos cuando casi 8.000 pasan a manos del Estado.
Por: Carlos F. Figueras
Fotos: "Juano" Fernández
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