Pruebas de autos argentinos

Prueba Nro 925 Gran Premio de Autonomía con Fiat 147 - 1983 Mar del Plata a Buenos Aires ida y vuelta 800 Km con 35,44 litros Revista Corsa Nro 884. Mayo de 1983 Publicado en Test del Ayer en Noviembre de 2024

Nuestra triunfal llegada a la rampa del ACA, luces, camarógrafos, reportajes: el definitivo salto a la fama de Fernández Morano (al volante y sonriente) y Delgado (departiendo con Santandreu)

Con una carpeta de cálculos y una serie de elementos para "estudiar" en la ruta, nos largamos al raid organizado por Sevel. Aquí le contamos nuestra experiencia, cómo y por qué ganamos, aunque nos reservamos algunos secretos para la próxima

No enteramos del tal desafío algunas semanas antes, aunque nuestro querido Canizaro no largaba demasiada prenda sobre el asunto. Sabíamos que el trayecto era Mar del Plata - Buenos Aires y nada mas. Por eso aprovechamos la cobertura del TC en Necochea para regresar después de la carrera por el lado de Mar del Plata.

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Desde allí, con el auto de "Corsa", empezamos a hacer unos ensayos. Por un lado medimos cuánto podía recorrer el auto con el motor apagado, cortando a 60 km/h. El resultado fue entre 100 y 130 metros, aproximadamente. Las otras averiguaciones consistieron en hacer una "hojita" de ruta personal con las curvas más pronunciadas (para tratar de "cortarlas", aunque sea de contramano, el día de la carrera), marcar todas las camineras e incluso las estaciones de servicio que tuvieran cierto declive para realizar cualquier parada para tomar algo, ir al baño, refrescarse un poco, etc. y luego aprovechar la pendiente para no utilizar el arranque del auto.

El PC en Mar del Plata

El martes 3 a las 8,30 empezó el sorteo de los autos en el ACA. Nos tocó el 36 y enseguida corrimos a mirarlo por todos lados. Hicimos otra serie de cálculos
según las directivas de Fresco (nuestro Director y gran teórico del tema) y empezamos a cargar el "armamento", que consistió en: 3 calculadoras, 2 cronómetros, 1 anemómetro, 1 barómetro, 1 termómetro, 1 Tapley (para medir la desaceleración del vehículo, tal que al poner la 5a velocidad con el motor parado arrancara en las vueltas óptimas para que no tironeara), 1 microtubo Pitot para medir la velocidad real, 1 largavista y 1 catalejo de ocho aumentos, de origen alemán, propiedad de Delgado.

Estos dos últimos elementos serían utilizados por Delgado para avistar a lo lejos cualquier cosa anormal en el camino. Con esos ocho aumentos podíamos ver hasta cuántos pelitos despeinados tenían Santandreu, el ingeniero Sierra o Gastón Perkins, celosos controles fantasmas.

Al largar, por un momento pensamos en salir a fondo tratando de llegar a eso de las dos de la tarde a Mar del Plata para almorzar tranquilamente, dormir la siesta y esperar a los colegas. Pero nos acordamos de Fresco,de las noches que se pasó haciendo cálculos, de las discusiones entre toda la redacción... y entonces aflojamos.

De acuerdo a las cifras que teníamos, salimos a 2.000 vueltas (54 km/h aproximadamente). A 45 km de Bs. As. se nos rompió el velocímetro, en ese momento pasaba Canizaro, le preguntamos a cuantas vueltas teníamos que ir. "2.000 es un buen régimen", nos dijo: "gracias", le contestamos, y clavamos la aguja en 1.500 vueltas. Pero lo dejamos contento.

El momento culminante, las caras expectantes de Delgado y Fernández lo dicen todo. Sólo 440 cm3 entraron de esa probeta. Nosotros palpitando el triunfo

En la ruta

Después de cumplir al pie de la letra con la hoja de ruta, llegamos a la "2". Allí la consigna era no variar el régimen del motor. Teníamos la ventaja del viento, que estaba de cola. Fernández Morano ya tenía el pie derecho descalzo para apretar lo más suavemente posible el acelerador y una franela entre el piso y el talón de a poyo del mismo para no lastimarse con tantas horas en la misma posición.

Delgado seguía con sus cálculos: "De acuerdo al viento, viajando a esta velocidad, 1.500 r.p.m., nos tiene que sobrar una hora de las 10 que dan de máximo. Vos preocupate por manejar siempre así, mirando el cuentavueltas". "Y vos no te equivoques con las cifras. Así esta noche festejamos tu cumpleaños y mañana el primer puesto", acotaba El Gallego Fernández.

A los 60 km Delgado terminó de repasar sus cálculos y sacó el mate, como en tantos de nuestros viajes. Al rato pasó Gastón Perkins con un 505. Minutos más tarde hizo lo mismo Sierra con un 504. Todos vigilando celosamente.

En Chascomús, encontramos los primeros controles del ACA. Tomaban nota de cada auto que pasaba y luego seguían hasta otro punto. A los 150 km empezamos a ensayar de ir más despacio, entre 1.100 y 1.300 vueltas. Increíblemente el motor respondía igual, con la 5ta puesta. Pero preferimos seguir en las 1.500 originales porque de lo contrario nos pasaban muchos "rivales".

Cuando lo hicieron el matrimonio Carlos Legnani y Sra. abrimos por primera vez una ventanilla para pasarle el mate, yerba, azúcar y el termo. Pero nadie nos quitaba el ritmo. A la vista teníamos a Parga (h), nuestros compañeros de "Siete Días". Thiery y Merlo y a Rech y Zurlo, de La Nueva Provincia.

La pareja de Siete Días (Lilian Roth y Alejandro Pérez)

Cuando empezó la tarde

Fernández Morano seguía con la tarea de hacer 2 km a 1.500 vueltas. y después cortar el motor para recorrer poco más de 100 metros de "arriba". Había empezado en la rotonda de Alpargatas y ya quería romper todo. Pero no. Con los sandwiches, las gaseosas y los postres que había en la heladera colocada por SEVEL en el auto, nos fuimos entreteniendo un poco.

A las 15.40 llegamos a Dolores, donde volvimos a ver una serie de controles. Poco antes de llegar a ese cruce un camionero nos hizo un par de señas irreproducibles porque cortando nosotros una curva por la contramano lo obligamos a pasarnos por la derecha, o sea por adentro. Pero también estábamos preparados para eso. Incluso para circular el mayor tiempo posible por las banquinas, aprovechando sus depresiones. Cuando sucedía algo así. Delgado apelaba a su catalejo y luego reforzaba con el largavista.

El atardecer

No fue fácil la ida. Oscureció más temprano de lo que esperábamos porque estaba nublado. A esa altura varió un poco el viento y empezamos a circular 3 km/h más despacio. Y aunque la consigna era no parar, en Maipú aflojamos. Nos dormíamos los dos; aprovechamos una estación de servicio con pendiente. Paramos el auto arriba, tomamos un café doble, fuimos al baño, volvimos a subirnos y arrancamos en segunda, con el envión de la bajada.

Estas últimas horas de marcha fueron las más aburridas. Pero llegamos muy bien a Mar del Plata. entrando por Colón, adivinando el Parque Cerrado porque estaba mal marcado en la hoja. Al bajar del auto, según el marcador, habíamos consumido poco menos de 1/4 de tanque.

Salvatierra - Colazo

El Hotel era un gran box

El encuentro entre todos fue muy especial. Raúl Pellegrino decía: "Vine en 6 horas y gasté 1/4 de tanque. Yo me jugué al viento". Nosotros nos quedamos duros. Orlando Ríos nos aseguraba "ustedes estén entre los primeros". Oneto decía: "Vengo muy bien". Los cordobeses parecían todos de acuerdo porque no largaban prenda. Lopresti se veía con mucha fe. Mario contaba: "A los pocos kilómetros de salir, el marcador de nafta se nos fue más abajo de la mitad, de manera que vinimos sin ninguna referencia".

Nosotros fuimos a darnos un baño y cambiarnos. Analizamos los rivales: "Puede ser Colazo, Orlando Ríos, Kirbus es otro gran candidato, Thiery-Merlo. Pellegrino nos desorienta. Straimel y el Negro Eguía pueden ser los tapados... ¿y si nos ganan los de Siete Días? Ya nos vemos escribiendo de política en otra revista de la editorial.". En el fondo sabíamos que muchos mentían como en el TC. cuando dicen que van a 8.000 vueltas y después viene uno que los mata a 7.500. De cualquier manera, bajamos a cenar con algunas dudas.

El Negro Canizaro informó sobre el cumpleaños de Delgado. Todo el comedor del Hermitage era para nosotros. Después de la cena estuvo a punto de estallar de aplausos con la "chispa" de Edmundo Santandreu, subgerente Administrativo del ACA, pero en esa oportunidad sin saco, sin corbata y más como "Cacho", como amistosamente lo conocemos todos, que como el señor sub. Hasta Carman estuvo en el libreto. Nosotros compartimos la mesa con Rech y Zurlo (ganadores del sorteo del auto) y el matrimonio Yelpo. La sobremesa fue larga y numerosa en el bar del hotel. Todo a la cuenta de Canizaro, decían, decíamos... Y entre café, tragos y charlas nos fuimos a dormir de madrugada, cuando llovía intensamente en Mar del Plata: con Delgado rezábamos para que siguiera así todo el día.

Noticia alentadora

En el desayuno convenimos arrancar el auto sin el cebador, a pesar de la mañana fría. Lo logramos en el primer intento. Fue la primera alegría de ese miércoles. Pero a los pocos minutos tuvimos otra más grande... "nosotros somos los del servicio Pirelli en la ruta y estamos casi seguros que ustedes son los que menos gastaron, por lo menos por lo que vimos". ¡Vamos todavía!

Salimos por la Rambla, Constitución. Ruta 2. Estábamos un poco "agrandados" y por ese motivo únicamente, no nos dimos cuenta al pasar dos semáforos en rojo. En la ruta. Delgado empezó nuevamente con sus mediciones. De acuerdo a algunas directivas que nos había dado Fresco por teléfono en la noche anterior. "Pistolita" empezó a diagramar la estrategia: "Gallego, hoy tendremos viento en contra, casi seguro. Hablé al Servicio Meteorológico. Habrá temperatura elevada, de manera que soldate el pie en las 1.500 vueltas. Hoy iremos más despacio, pero vamos a consumir poco porque el motor levantará algunos grados más y creo que manteniendo esa marcha ganamos. Te ofrezco la gloria. De vos depende el resto". "Dame un mate, payaso, si no te equivocás en los cálculos, por mí hoy seguimos festejando". aseguraba Fernández Morano.

En los primeros kilómetros de ruta nos pasó casi todo el mundo. Era evidente que la mayoría se apuraba para entrar antes de la hora crítica al centro de Buenos Aires. Claro, de acuerdo al tiempo máximo, la hora tope eran las 19 horas. el momento de mayor tráfico. Pero nosotros nos afirmamos a las 1.500 tratando de no parar nunca.

Seguimos cortando el motor cada 2 kilómetros. Andando por todas las banquinas. Cortando curvas, asándonos de calor con las ventanillas levantadas. Pero manteniendo el ritmo. La aguja del combustible bajaba muy lentamente. A los 100 kilómetros nos encontramos con Orlando Ríos y Parga (h). Honestamente fuimos tirando juntos un "ratito". Un poco adelante. otro poco en el medio, otros metros atrás del trencito. De repente. Delgado gritó "Fiat a la vista" y nos despegamos. Con cara inocente pasamos a Kirbus y señora, esta última al volante mientras su esposo saboreaba una 7Up Diet muy pacientemente.

A los pocos kilómetros Santandreu, cuando veníamos con Ríos y Parga separados por unos 20 metros, nos mostró la bandera amarilla, indicó "atención" o amonestados por pasarnos de piolas. Por lo tanto. preferimos borrarnos de nuestros colegas.

Lentamente, se fueron perdiendo más adelante. Atrás nuestro apenas quedaban Thiery-Merlo, Kirbus y Sra. y dos autos más. Llegando a Dolores estábamos totalmente seguros de ir muy bien colocados en la clasifica. Por eso Delgado otra vez recurrió a las mediciones a las calculadoras (en ese entonces había viento cruzado), sacando como conclusión que viajando entre los 40/45 Km/h llegaríamos a Buenos Aires a las 18,30 aproximadamente, quedándonos media hora de tiempo para sortear el espeso tránsito.

Lentamente fuimos llegando, pero antes de Florencio Varela el navegante se volvió loco: "Gallego, paremos a ponernos lindos. Te aseguro que no nos pueden bajar del podio. Sabemos bien cómo anduvimos y hoy se desesperaron todos por llegar rápido". Antes del cruce de Varela, una Shell nos sirvió de "camarín". Peinada, lavada de cara. Otra vez las zapatillas bien puestas. Los cordones prolijos. Una calco más de CORSA en el auto. Y hacia las grandes luces.

En 53 minutos llegamos a la sede del ACA. ahora sí pasando los semáforos como podíamos. A veces en 5ta a 1.500/2.000 vueltas a pesar de estar en rojo. Llegamos a alcanzar y superar los últimos autos que quedaban en carrera, incluso a las camionetas de SEVEL y Pirelli. Ya en la rampa del ACA. con el motor parado, Bartolomé lamentablemente nos decía: "Tienen que arrancar el auto y dar la vuelta manzana para cargar nafta". Ufff, que manera de sufrir.

Cuando llegamos a la cola, Cando era el puntero, con 39,350 litros consumidos. Después pasaron a ganarle Colazo-Salvatierra. Hasta que llegó nuestro turno.

El empleado que cargaba los tanques nos dijo al oído: "para entrar en la pelea el surtidor tiene que cortar a los 35 litros". Y esos fueron los litros más largos de nuestras vidas. Pero... LA MANGUERA CORTO A LOS 32. Abrazos, besos, Egula fue el primero en manotearnos. Después vinieron casi todos. Nosotros creíamos que eran 32 clavados pero entraron 34 y después apareció una probeta inmensa que nos aterró.

Por suerte el mismo Negro nos informó: "tiene sólo 2 litros y generalmente entra uno solo para completar el tanque." Al final, firmamos ante el escribano: 35,440 litros. Delgado: "Estamos primeros, ganamos". Fernández: "Ahora vienen las fotos, las luces, las preguntas, los premios. Esto no me pasó nunca". Delgado: "Hay que hablarle a Fresco y rajar a tu casa a festejar hoy tu cumpleaños, con las copas llenas de algo". "Sí, sí, pero antes vamos al podio que esta vez las chicas lindas de la promoción se tienen que poner al lado de nosotros".

Por Ricardo Delgado y Jorge Fernández Morano

El podio triunfal: nuestros hombres económicos flanqueados por lo mejor de todo: Ingrid y Susy

Carlos Capelli (Director comercial de Sevel) entregando las llaves del auto sorteado a Jorge Rech, colega de Bahía Blanca. Atrás, Gastón Perkins, integrante del directorio de la empresa

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