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Prueba de consumo con Dodge 1500 - 1976
Una idea simple, sencilla ... pero notable
Revista Corsa Nro 510. Marzo de 1976 |
Un elemental pero muy bien pensado sistema que advierte al conductor sobre un manejo gastador, equipa desde hace poco a los autos de Chrysler. Probamos entonces un 1500 por las calles de Buenos Aires, comprobando al centímetro el consumo, logrando un ahorro de hasta 30%
Desde que la crisis del petróleo en el mundo (y los aumentos del precio de la nafta en nuestro país) actualizaron abruptamente el tema de la economía en el uso del automóvil, aparecieron en todos lados -y también en nuestro medio, por supuesto- diversas variantes para ahorrar combustible. Y, justo es decirlo, la mayoría de ellas produce un ahorro muy inferior a lo que la publicidad suele anunciar.
En casi todos los casos los "mágicos" aparatitos que se ofrecen en el mercado trabajan sobre la carburación o sobre el encendido del motor, pero según las comprobaciones que hemos realizado en la práctica el ahorro nunca alcanzó cifras significativas, confirmando así que la única receta para ahorrar nafta consiste en la forma en que se maneja el vehículo.
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Por eso, entonces, nos interesó sobremanera el aparatito de Chrysler que apuntaba justamente al ahorro del combustible por la vía del manejo, con una simple advertencia que señala cuándo estamos manejando en forma incorrecta y gastando más nafta de la necesaria.
Decidimos por lo tanto hacer una prueba concreta y en un Dodge 1500 prácticamente 0 kilómetro instalamos nuestro sistema graduado de medición, con el cual habitualmente comparamos el consumo en las pruebas de road test. Y salimos a la calle para probarlo en la práctica.
Iniciamos la prueba en Acceso Norte y General Paz
¿Como funciona el aparatito?
Simple, como todas las cosas bien pensadas. Es un vacuómetro que marca el vacío que se produce en el múltiple de admisión en el momento de acelerar. Sólo que este vacuómetro en vez de estar conectado a un reloj indicador, está conectado simplemente a una luz de advertencia que se prende cuando se produce vacío por la brusco acelerada. Y es el único caso en que la "luz de idiota" resulta más útil que el instrumento con producción, ya que cualquier vacuómetro nos daría la misma indicación que el de los autos de Chrysler, pero en este caso la luz nos da una lectura mucho más inmediata y fácil de advertir, sin apartar la mirada del camino. Sobre todo porque la luz de advertencia está ubicada sobre el guardabarro delantero izquierdo, con lo cual es prácticamente imposible no verla.
Teóricamente, entonces, ¿cuál es la ayuda de este sencillo dispositivo? La siguiente: cada vez que la luz está prendida significa que estamos acelerando más de lo necesario y por lo tanto al ver la luz encendida podemos soltar el acelerador, con lo cual -por supuesto- se apaga de inmediato.
Pero, ¡ojo! la luz no se prende únicamente cuando aceleramos a fondo por picar en un semáforo. También se prende cuando vamos, por ejemplo, en un cambio más alto que el que corresponde o sea cuando vamos en cuarta a tan pocas vueltas que corresponde poner tercera o incluso segunda. En tales casos, no se ahorra nafta por ir en cuarta sino que, todo lo contrario, se gasta más que si vamos en tercera o segunda, como corresponda, ya que para que e! motor tire en cuarta tenemos que apretar más el acelerador. Con lo cual se crea vacío en el múltiple y se prende de inmediato la lamparita en el guardabarros. Esto destruye de inmediato la teoría tan afincada en muchos taximetreros, que piensan que se ahorra nafta porque circulan en directa a pocas vueltas, cuando en realidad el auto gasta más, tironea y sufren más todos los elementos mecánicos.
Elegimos entonces un recorrido tipo, partiendo desde el Acceso Norte y General Paz hasta la misma puerta de la redacción, en Leandro N. Alem y Paraguay. Pero pasando también por el Obelisco y sector céntrico para balancear el trazado rápido de General Paz o Avenida del Libertador. Hicimos entonces dos veces el mismo recorrido: la primera sin dar ninguna importancia a la luz y circulando a ritmo normal por la calle, sin picar ni acelerar como locos, sino manteniendo simplemente el desplazamiento fluido del tránsito de un día de semana a las once de la mañana.
Conectado el medidor graduado de combustible tomamos el consumo exacto que demandó el trayecto y completamos la comprobación verificando en el odómetro el kilometraje recorrido y en un cronómetro el tiempo empleado. Viajamos entonces por el trazado elegido sin ningún problema, para arribar a la esquina de L. N. Alem y Paraguay casi media hora más tarde (exactamente 28m y 48s), un promedio normal para quien anda a ritmo callejero.
Volvimos entonces al punto de partida para hacer ahora el viaje atentos a la luz de advertencia, tratando de acelerar con mucho cuidado para que no se prendiera nunca y en caso de que se prendiera soltar de inmediato el acelerador y volver a presionar suavemente evitando la luz "alcahuete".
Al principio hay que acostumbrarse un poco, pero no cuesta mucho tomarle la mano. Más peligroso puede ser en cambio concentrarse demasiado en la luz y perder así dimensión del resto de lo que pasa en la calle. Eso, por supuesto, es también cuestión de adaptación.
En pleno centro las ventajas del aparatito son menores ya que nunca hay realmente oportunidades para acelerar por períodos extensos, que es justamente donde una presión exagerada del pie derecho provoca un gasto innecesario
Con cuidado y dedicación pudimos hacer todo el trayecto logrando el buen récord de sólo dos o tres destellos lumínicos en todo el recorrido. Nos vimos, sí, un poco favorecidos por un tránsito un poca más liviano que en el primer viaje, pero de todos modos la sorpresa fue notable cuando al llegar a L. N. Alem y Paraguay apretamos el cronómetro y nos encontramos que habíamos empleado menos tiempo que la vez anterior: 28 minutos y 43 segundos. La sorpresa mayor vino sin embargo cuando comprobamos la magnitud del ahorro.
En la primera ocasión habíamos consumido exactamente 1900 cm3 o sea 1,9 litros de nafta. En la segunda la inexorable probeta graduada mostró su veredicto: 1340 cm3. O sea, prácticamente ¡30% de ahorro, respecto a la vez anterior! Una cifra más alta que la que nosotros mismos esperábamos y que muestra la importancia de un manejo adecuado.
Todas las circunstancia de esta primera prueba mostraban las notables ventajas del aparato. Mucho ahorro y empleando el mismo tiempo para el recorrido. Mejor, imposible...
En las avenidas de tránsito intermedio, más veloces, es donde el aparato rinde mejores frutos
Iniciamos entonces una segunda prueba para obtener la ratificación. Esta vez al revés: partiendo desde la puerta de la redacción en L. N. Alem y Paraguay, hasta llegar al mismo punto anterior (levemente corrido hasta el puente de Melo y la Panamericana) pero tomando ahora por otras calles y avenidas que le dieran una fisonomía más lenta, con más semáforos y paradas. Tomamos entonces, como muestra el plano en el recuadro adjunto, por Libertador, Pueyrredón, Las Heras, Santa Fe, L. M. Campos, Dorrego, Cabildo y
General Paz, hasta el punto final de destino.
Hicimos el. primer viaje sin preocuparnos por la luz, tratando de reproducir lo mejor posible las condiciones de tránsito del hombre común. En muchos casos tratamos de acelerar y cambiar en el nivel de autos similares que ocasionalmente se situaban al lado nuestro.
Terminamos la comprobación inicial (sin ahorro) y los valores indicaban lo siguiente: tiempo empleado, 27 minutos y 42 segundos. Nafta consumida: 2090 cm3. Habíamos tardado un poquito menos de tiempo (también el recorrido era ligeramente menor) pero habíamos gastado aún un poco más de nafta que en la primera ocasión anterior sobre el trayecto más fluido.
Volvimos al punto de partida para iniciar ahora el recorrido controlado por la luz. Con más tránsito, más semáforos, más paradas y más frenadas imprevistas, fue acá un poco más difícil mantener siempre la luz apagada, ya que a veces el tránsito obligó a alguna acelerada un poco desmedida.
Llegados al punto final en Avda. Panamericana y Melo, las cifras cantaron sus verdades. El tiempo de viaje había sido de 30 minutos y 49 segundos, o sea unos tres minutos más que en el manejo sin ahorrar. Y la probeta graduada mostró que el consumo de nafta ascendía a 1600 cm3, lo que significa un ahorro del 23,44% respecto al recorrido "descuidado". Quizás una cifra más lógica que el 30% de la primera prueba, pero igualmente un ahorro muy importante.
En ruta
También probamos el aparatito viajando en ruta a velocidad sostenida pero allí, evidentemente, el beneficio es menor, ya que a una presión constante del acelerador la luz no se prende nunca, salvo a elevada velocidad donde ya prácticamente hay que ir a fondo. Hasta los 130 ó 140 km/h de velocímetro, la luz se mantiene apagada si uno arriba a esa velocidad acelerando gradualmente. Incluso hicimos la prueba de acelerar gradualmente en segunda o tercera hasta llegar a las velocidades máximas en esos cambios sin que la lámpara se prendiese ni una sola vez.
Después de un rato de tomarle la mano a la sensibilidad de la lamparita, se encuentra que la velocidad ideal para circular en la ruta sin que titile la advertencia, oscila justamente en los alrededores de la velocidad de crucero, precisamente la más económica dentro de lo lógico para viajar en ruta. Y con un agregado de nuestra parte: por la noche la luz es un poco fuerte y molesta un poco cuando se prende, -por lo cual sería quizá interesante que se comandara la intensidad con el reóstato del tablero. En ciudad, en cambio, la intensidad está perfecta.
Retorno al punto de partida. Después de hacer las dos combinaciones nos llevamos la gran sorpresa al comprobar un ahorro de prácticamente un 30%
Conclusiones interesantes
Vistos los resultados, asombrosos por cierto, surgieron las conclusiones que esquemáticamente podemos sintetizar así:
- La primera conclusión, obviamente, es la primordial: permite ahorrar combustible en una proporción apreciable. Pero también hay otras adicionales.
- Ayuda a manejar más correctamente a quien no tiene idea de lo que pasa con el motor o quien no se interesa para nada por la mecánica. Para quien tiene una afición automovilística y conocimiento mecánico, puede eventualmente adoptar la forma de
manejo de "la lamparita" sin necesidad de la misma, pero es indudable que la luz es una guía ideal.
- Ayuda a utilizar adecuadamente el motor sin exigirlo por exceso o por defecto. (Aceleradas muy bruscas o llevarlo tironeando).
- Ayuda a manejar en forma más cuidadosa, lo que automáticamente se refleja en un desplazamiento más tranquilo, a mayor distancia de los otros autos, con menores riesgos y sin que perdamos tiempo por eso en forma sustancial.
- Ayuda también a ahorrar en otros elementos subsidiarios como pueden ser las pastillas de
freno, cruceta y demás elementos mecánicos que se benefician con el andar más racional.
- El sistema rinde su beneficio ideal en los lugares urbanos de velocidad intermedia y no tanto en los sectores muy lentos de la zona céntrica.
- Por último, si todos los autos tuviesen este sistema y todos los conductores lo adoptaran, se solucionarían de inmediato gran parte de los problemas de tránsito, por la utilización más racional del automóvil, que significa manejar aprovechando bien el motor con el mínimo de consumo. Claro que eso ya parece mucho pedir ...
Por Federico Kirbus
Las mejores imágenes de esta prueba en Alta Resolución
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Este es todo el secreto del aparatito de Chrysler. Una luz testigo sobre el guardabarros delantero izquierdo que denuncia cuando aceleramos de más. Es la misma luz testigo de la guiñada Prueba 1
Recorrido: Partida desde el cruce de Av Gral Paz y Acceso Norte tomando luego por General Paz, Avenida del Libertador, Cerrito, Avenida 9 de Julio, Obelisco, retomando girando alrededor del Obelisco, Avenida 9 de Julio, Paraguay hasta Av Leandro N Alem
MANEJO NORMAL
(Sin utilizar la advertencia) |
Tiempo empleado |
28m 48s |
Kilometraje recorrido |
16.9 Km |
Promedio |
35.172 Km/h |
Nafta consumida |
1.900 cm3 |
MANEJO "AHORRATIVO"
(Utilizando la advertencia) |
Tiempo empleado |
28m 43s |
Kilometraje recorrido |
17.0 Km |
Promedio |
35.238 Km/h |
Nafta consumida |
1.340 cm3 |
Ahorro obtenido |
29.47 % |
Prueba 2
Recorrido: Partida desde Leandro N Alem y Paraguay, tomando por L.N. Alem, Av Libertador, Figueroa Alcorta, Pueyrredón, Las Heras, Santa Fe, L.M. Campos, Dorrego, Cabildo, Av Panamericana hasta finalizar en Melo (El primer cruce de la Panamericana)
MANEJO NORMAL
(Sin utilizar la advertencia) |
Tiempo empleado |
27m 42s |
Kilometraje recorrido |
16.0 Km |
Promedio |
34.632 Km/h |
Nafta consumida |
2.090 cm3 |
MANEJO "AHORRATIVO"
(Utilizando la advertencia) |
Tiempo empleado |
30m 49s |
Kilometraje recorrido |
15.9 Km |
Promedio |
30.960 Km/h |
Nafta consumida |
1.600 cm3 |
Ahorro obtenido |
23.44 % |
¿Como manejar con el aparatito?
Si cae en sus manos algún Dodge con el dichoso aparato haga la prueba, que no es difícil, pero necesita un lógico acostumbramiento. Ponga primera, acelere suavemente para que no prenda la luz y mientras va arrancando no acelere nunca en forma brusca. Lo mismo se debe repetir en cada cambio de marcha. La luz que se prende es el testigo del error o el acierto en la maniobra.
No fije por eso la vista en la luz. Basta con tenerla ahí presente mientras se mira hacia adelante, porque cuando se prende, de inmediato se capta en forma automática.
Lo que es importante es no manejar cerca del paragolpes del auto que va adelante, porque entonces cualquier frenada imprevista obliga a un cambio más apresurado, a una acelerada posterior quizás más brusca y por lo tanto a la denuncia implacable de la lamparita. Al poco tiempo de haberse acostumbrado a manejar cuidando que no se prenda la luz, usted se dará cuenta de que instintivamente también estará manejando en forma más prolija y con menos riesgo.
Finalmente, como entretenimiento interesante para quienes hacen un trayecto repetido todos los días, se puede intentar el récord de llegar de un punto a otro sin que la lámpara se prenda una sola vez ...
Nuestro sistema de medición. Una probeta graduada por la que pasa la nafta que va del tanque al carburador. Permite conocer exactamente la nafta que se va consumiendo
Sorpresa interesante
En la ruta tuvimos ocasión de constatar inesperadamente otra virtud del aparatito que responde por supuesto a la lógica con que fue concebido.
En una determinada estación de servicio no había nafta especial por una de esas periódicas escaseces de nafta y nos vimos obligados a cargar común. Como el Dodge 1500 tiene compresión para nafta especial, salimos acelerando suavemente para no provocar el clásico pistoneo y a poco de andar nos fuimos dando cuenta de una cosa que tenía lógica: la luz testigo sirve justamente para determinar también el momento en que empezaba el pistoneo.
Mientras se aceleraba gradualmente, sin que la lámpara se prendiera, el motor no pistoneaba. En cambio cuando la presión sobre el acelerador (y el consecuente vacío en el múltiple) provocaba el encendido de la luz, coincidentemente el motor denunciaba con su pistoneo la presencia de la nafta común.
Sin que ello signifique que de ahora en adelante se pueda usar nafta común en un auto que necesita nafta especial, vale la pena tener en cuenta que, si por obligación hay que cargar común, el aparatito sirve a la perfección para usarlo como guía y no estropear el motor con el incómodo pistoneo.
La pregunta de rigor:
¿Se puede colocar en otro auto?
Previendo un aluvión de preguntas, averiguamos en Chrysler si cualquiera puede comprar el aparato suelto en una concesionaria, lo cual descartábamos que sería afirmativo.
La respuesta sin embargo fue que NO, porque el aparato es importado de EE.UU. y sólo puede proveerse, dentro del porcentaje extranjero que admite el auto completo. Sin embargo no faltará algún proveedor nacional que lo fabrique en el futuro y creemos que ya hay gente que lo está haciendo, ya que no se trata más que de la variante, lumínica de un vacuómetro como el que ofrece BRD.
Vea también
Road Test del Dodge 1500
Revista
Revista Corsa Nro 285. Octubre de 1971
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