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Raid con IKA Torino 380 - 1967
Río Gallegos a Jujuy en menos de 37 horas
Revista
Automundo Nro 108. Mayo de 1967
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Creemos que al igual que los hombres, los autos tienen una personalidad. Ubicarla en el sentido de aplicación; definirla en tal forma que, llegado el momento de elegir, el potencial comprador conozca esa afinidad; despertar en su conciencia la necesidad de armonizar ambos temperamentos es parte de nuestra labor. La otra es decir, con claridad, qué se puede esperar de ese automóvil. En ambos casos, con honestidad
Si el Torino hubiera sido un auto más, si en el país no hubiera madurado -multiplicándose como por generación espontánea- el cada vez mayor número de "exigentes", si el concepto Gran Turismo hubiera sido, todavía, extranjerizante y no parte, como es, del "aggiornamento" automovilístico argentino, la idea hubiera sido como una semilla caída sobre la piedra. No habría germinado.
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Pero las condiciones estaban dadas. Aunque la sigla "GT" no se vincule oficialmente a la marca. el mundillo automovilístico las ha relacionada, basándose más en las cualidades inherentes al vehículo que en la terminología usada por la fábrica para su denominación. A raíz de lo expuesto fue que le idea cayó en tierra fértil.
Por salvaje. no era de aquellas que podemos poner en práctica por nuestra cuenta y riesgo. Se imponía la consulta, la autorización.
Punto de partida: Río Gallegas. Destino: San Salvador de Jujuy. Etapas: una.
Cuando esbozamos el plan, la unidad Torino 380 aún no nos había sido entregada. Una cifra, por entonces, asustaba a unos e intrigaba a otros: 48 horas.
Cuando Industrias Kaiser Argentina puso el automóvil a nuestra disposición, y efectuamos con él un par de viajes, no fue un exceso de confianza sino una convicción firme lo que motivó la reducción del plazo previsto a sólo 40 horas, La distancia y el tipo de caminos a recorrer acercaban el concepto de raid lo que. en buen castellano se traduce -casi- por "un Gran Premio privado". Eran 4.002 kilómetros los que separaban la intención de unir Río Gallegos con San Salvador de Jujuy. Entre uno y otro extremo jugaban su incógnita los caminos patagónicos, el ripio grueso, la polvorienta tierra pampeana, la noche, los sinuosos previos a Embalse, los diques, las cuestas, las grandes rectas, el atravesar de las ciudades, el cruce de las Salinas Grandes, los inacabables asfaltos y el movido, ágil y veloz final que une Tucumán con Salta y ésta con Jujuy.
Evaluamos algunas cesas. Primero, el medio mecánico. Nuestro respeto por el mismo aumentaba por instantes, a medida que el cuentakilómetros sumaba distancias, y los días que pasaban agregaban conocimiento de performance y confianza de resultados.
Pero claro era que esta confianza debía actuar en función de cierta consideración debida al auto y, en el juego de los resultados relativos de tiempo y distancia, permitir también que la presencia del instinto de conservación de la propia vida, y el respeto por la ajena, pusieran grandes dosis de cordura como elemento moderador de las ambiciones del proyecto. Lo curioso fue que, a esta altura, cuando realizamos las evaluaciones comentadas y las interrelaciones con le esencia del proyecto -una muy exigente prueba pero parte, al fin de un road test- las previsiones, en vez de aumentar, disminuyeron.
La aspiración se concretó en una cifra aun menor: 36 horas.
Allí fue cuando una serie de ataques, laterales y frontales, sumaron sus valores en la coincidencia de una palabra: imposible. Cada vez que la escuchamos -recibimos el impacto muchas veces antes que el raid finalizara- analizamos concienzudamente el planteo.
Considerandos aparte, los resultados de la revisión refirmaban la confianza. No era tozudez, sino razonamiento. El conocimiento ya más íntimo del medio mecánico y de gran parte de la ruta, la que, con excepción
del tramo Río Gallegos - Comodoro Rivadavia, habíamos reconocido en otras oportunidades, avalaba nuestra respuesta: posible.
Todo, además, tenía un sentido. Las cabeceras correspondían a las capitales de provincia más austral y norteña del país. Ambas, por razones propias o de las zonas de su influencia, pueden ser grandes centros de turismo. Unirlas, dentro del plazo previsto, era como achicar el país, destruyendo el mito de caminos intransitables, devastadoras soledades, zonas inaccesibles y provocar el derrumbe de una popular creencia, aquella que relaciona distancias y tiempo sobre la base de experiencias realizadas con medios mecánicos que ya han hecho la conscripción.
El avión descendió a escasos metros del suelo. Por medio de los "walkie talkie", cuya antena se ve salir por la ventana, obteníamos comunicación con piloto y acompañante. Por el momento, cuanto podemos decir es... "todo va bien"
Más allá de la esencia del road-test, quisimos demostrar asimismo que -con el país. también ha avanzado la red caminera, que recorrerlo de punta a punta, sin etapas no es más una aventura sino una exigencia, severa si se quiere, pero sólo una exigencia el esfuerzo del auto y a la resistencia de aun conductores. Estos dos conceptos, adaptabilidad del medio mecánico a la prolongada solicitación y cualidades en el mismo que permitan correlación en el elemento humano, volvían a jugar con la magia de un concepto al que hemos hecho mención al comienzo de esta nota: Gran Turismo.
¿Qué es un Gran Turismo? A priori, un auto que permite hacer turismo veloz. Por consiguiente, debe ofrecer una performance superior a la común, a la estándar, y ésta desarrollarse dentro de márgenes de seguridad iguales o superiores a la que disponen sus hermanos menores en el diseño.
Algunas pruebas, que oficiaban de prólogo de aquellas medular. que conformarían el test, nos habían adelantado, del Torino 380, una performance superior a la común, dentro de un margen de seguridad no experimentado a la fecha con productos del mercado nacional. Quedaba por ver la resistencia del auto a ese esfuerzo y las cualidades de que disponía para facilitar la del conductor y acompañante. De tener éxito también en estos aspectos. podríamos llegar a concretar -internos- un rebautizo de la unidad.
No tan bien. Primera pinchadura se localiza en el neumático trasero derecho. Cambiamos rodado de prisa y a seguir. A esa altura el promedio superaba los 130 Km/h
Los preparativos
Tomamos contacto con Industrias Kaiser Argentina. Llegamos con un poco de susto, para qué negarlo, sobre la forma con que los directivos de la fábrica tomarían el proyecto, en razón de su audacia.
Si en ellos existió sorpresa, no lo demostraron. Más aun, los sorprendidos fuimos nosotros cuando encontramos inexpugnable fe en el éxito del intento. A fuerza de honestos, debemos consignar que fuimos tentados a extender el raid, otorgando al mismo otra dimensión, no sólo en distancia sino también en proyección.
Confesamos no disponer de anticuerpos suficientes como para intentar una seria resistencia a tan tentadora oferta. Sólo las obligaciones pendientes pesaron en la balanza, en función del tiempo que hubiera sido necesario utilizar para extender el proyecto. Nos conformamos entonces, con Río Gallegos - San Salvador de Jujuy.
El odómetro del Torino 380 sumaba, para ese entonces, algo más de 6.090 km. Nos recomendaron realizar la habitual inspección de 10.000 km, trabajo que se realizó en esta Capital, en el taller modelo. Durante la revisión, se colocó en el automóvil una parrilla protectora del cárter, una red metálica que protegería la caja de velocidades de los abusos de las piedras sueltas, y una cortina deflectora, con igual destino, bajo el tanque de nafta.
Por nuestra parte, recorriendo algunos tramos de la ruta e intuyendo las características de otros, tomamos contacto con Rodolfo Reata, distribuidor de amortiguadores Fric-Rot Gabriel, a quien expusimos el problema. Con la habitual cordialidad que lo caracteriza, Rodolfo Ruata tomó las providencias necesarias para dotar de valores adecuados a un juego de amortiguadores. Un juego. Cuatro unidades. No más.
Nuestra intención, estrictamente cumplida por otra parte, fue mantener el auto absolutamente estándar, con sólo aquellos agregados que el usuario común, en general, adquiere en plaza. Además, de ellos, los menos posibles. Tanto es así que ante la oferta de Fric-Rot de reemplazar los resortes espirales de la suspensión por otros de distintos valor, con alguna sorpresa de su parte, Rodolfo Ruata se encontró con una negativa.
El auto debía permanecer estándar. Cuando N. N. sugirió que lleváramos un amortiguador de repuesto para el tren delantero y otro para el trasero, la respuesta fue también negativa, pero esta vez, por partida doble:
Pasó poco tiempo de la primera y ya estamos en la segunda pinchadura. Siempre la misma rueda, la trasera derecha. Como la primera práctica nos había pulido, esta vez bajamos los 4 minutos. Por supuesto ... ¡No es ningún récord!
- ¿Qué decía...? ¡No...! Los amortiguadores nuestros no se rompen! - afirmó Ruata.
- ¿Sabe qué pasa, señor? -acotamos nosotros-. No concebimos al turista que salga de su casa con amortiguadores de repuesto en el baúl...
Tema agotado. Cuatro únicos amortiguadores y ... ¡a suerte y verdad!
Llegó el turno a las cubiertas. Sabemos que las fábricas nacionales no garantizan sus productos a velocidades que excedan los 160 km/h. Sabíamos por entonces, que el Torino 380 supera esa velocidad por amplio margen. Nuestra programación indicaba, además, la necesidad de tirar fuerte en los tramos "desérticos" para ganar los minutos que deberíamos ceder a la prudencia en el tránsito. Sabíamos dónde, por cuánto tiempo y a cuánto.
Tomamos, entonces, contacto con Industrias Pirelli. Primero, con carácter informal, con Agustín Andolfato. Cuando éste, luego de conocer las exigencias, nos reafirmó la confianza en la elección, lo hicimos con los señores Migliorini y Lagomarsino, quienes, como en ocasiones anteriores, nos prestaron amplio apoyo... y los neumáticos. En esta oportunidad, Pirelli Cinturato HS.
Así equipados, con más dos bidones de plástico todavía vacíos, muchas ilusiones, igual número de esperanzas, un imaginario acoplado lleno de responsabilidad y mil deseos de buena suerte, pusimos rumbo al sur.
Superado San Julián, nos encontramos en las inmediaciones de Fitz Roy. El camino y el auto permiten devorar kilómetros, ahorrando minutos para gastarlos en el cruce de las ciudades, en la necesaria consideración al tránsito cuando éste aparezca
Reconociendo la ruta
El sábado 29 de abril partimos con destino a Bahía Blanca. Era la víspera de la carrera de TC en Arrecifes y el ambiente "tuerca" bullía de comentarios. Mientras alternábamos la revisión del "programa de raid" con los habituales pronósticos sobre lo que podría suceder en la actual o ex "Capital del Automovilismo" -hay serias dudas al respecto-, los kilómetros eran metódicamente deglutidos por el Torino 380.
El viaje fue sin sorpresas. Al menos, para nosotros. Ojos grandes y expresión incrédula ponían los encargados de los surtidores de nafta, en las estaciones de servicio, cuando a la pregunta de: "¿Super... lleno...?", recibían una corrección en la respuesta: "Lleno, común".
Con 7 a 1 de compresión teórica, no hace otra cosa. Así, al menos, nos habían informado y, como además suponíamos la no existencia de nafta especial en ciertos tramos de la ruta, nada más práctico que probar, dentro del ritmo de marcha previsto ese tipo de combustible, antes de realizar el intento. Lo que, confesamos, no dejó de ser divertido. Claro que de esta forma, Bahía Blanca se puso frente a nuestros ojos antes de lo previsto, de donde con ilusiones afirmadas y esperanzas consolidadas, decidimos el primer alto, aunque no hiciera falta descanso.
La mañana del domingo 30 amaneció fría y desapacible. Cuando orientábamos la brújula hacia
Viedma, una lluvia pertinaz se hizo presente al tiempo que dejábamos el asfalto.
La tormenta venía del Sur y el camino, si bien no imposible, estaba difícil. Se trata de un ripio fino, muy mezclado con tierra, el que, mediando la presencia del agua, realiza una metamorfosis de sus índices de adherencia. Pero como nada podía garantizarnos que iniciado el intento Santa Bárbara estuviera en periodo de descanso, decidirnos probar la aptitud del Torino 380 para esas condiciones de marcha y dentro de distintos regímenes de velocidad.
Para hacer una larga historia corta, podemos afirmar que los limpiaparabrisas dejan de ser efectivos en las cercanías de los 150 km/h, velocidad a la cual se despegan del parabrisas, dejando al cristal y a los ocupantes del vehículo libradas a su buena suerte.
Nos esperaban para el recambio de las cubiertas pinchadas. Cambiamos unas frases urgentes con Costa, mientras Hugo Pérez Campos, nuestro fotógrafo, hace dos cosas simultáneamente; nos acerca otro neumático y toma fotos al mismo tiempo
Cuando la base del camino se integra con mayor proporción de tierras arcillosas y camiones detenidos en absurdas posiciones llaman a la reflexión, la prudencia hace descender la velocidad a las vecindades de los 110 km/h, donde desaparece cierto contagio recibido por el Torino de odaliscas orientales, en cuanto a movimientos ondulatorios de la cola se refiere.
Lo que se mantiene, en condiciones de camino inundado -no mojado, sino inundado- es cierta característica de acuaplano, en la que la trompa del auto, al desplazarse éste sobre los charcos, requiere continuas correcciones para mantener la línea de marcha.
Viedma llegó rápido, y con ella, la provincia de Río Negro. La meta, para el día, era Comodoro Rivadavia.
Mientras tanto, la radio del auto nos aturdía con "compre esto y use aquello", mientras que, de paso trasmitía la carrera de Arrecifes.
Nos enteramos de sus resultados y, quisiéramos o no -somos humanos-, una sonrisita de superioridad nos asomaba al rostro cuando, al detenernos en las estaciones de servicio, empleados, camioneros y curiosos nos requerían opinión sobre el vehículo que conducíamos.
Mar a la vista. Bordeamos el Océano Atlántico. Algunas trepadas, luego descensos suaves. Pozos de petróleo por todos lados, aún al costado de la ruta. Aunque el cartel indicador no lo dijera, hubiéramos adivinado el arribo a Comodoro Rivadavia.
Luego de un buen descanso, verdad es -también- que juntamos la mayor cantidad de horas de sueño posible, cosa que se desarticuló en Río Gallegos, en razón del entusiasmo y agasajos locales, partimos a la mañana siguiente rumbo a dicha ciudad.
Sí... vimos ñandúes, guanacos y ovejas. Cientos, miles, millones de ovejas. Cielo y pampa y piedra y mar.
Probamos, en cada sector, la velocidad que habíamos previsto para el raid. Debimos realizar numerosas correcciones pero, valga la acotación por lo que hace a las bondades del escenario y medio mecánico, toda modificación fue para elevar el promedio y nunca para disminuirlo.
A la palabra imposible, esa que nunca recibió nuestra simpatía, terminamos borrándola del diccionario.
Sin ella en nuestra mente, entramos en Río Gallegos. Eran las 17 del 1 de mayo. Exactamente 30 horas más tarde, daría comienzo el intento.
En Río Gallegos ...
...las cosas se pusieron divertidas. Toda la ciudad estaba porque no. La famosa palabrita reverdeció las que serían, muy pronto, mustios laureles.
Imposible
Para no pisar el palito, guardamos silencio sobre las 38 horas que maduraban en la intención Para "afuera", eran 40 horas. Imposible, repetían. Estábamos solos "contra la multitud". Sólo un selecto grupo de iniciados, entre quienes se contaban los señores Artemio y Celestino Tresguerres, concesionarios IKA en Río
Gallegos, defendían a capa y espada la posibilidad.
No creemos que el jefe de policía de Río Gallegos inicie una investigación "ex-profeso", así que cometeremos una infidencia que traerá a colación alguna infracción a la ley de juegos. Las apuestas. Con el tema del raid algunos ganaron y muchos perdieron. Felicitaciones para los gananciosos. Para los otros... un piadoso silencio.
El auto fue a descansar a la concesionaria. Nosotros, al hotel.
Al día siguiente, por la mañana, sesión de lavado y engrase. Luego, verificación de alineamiento del tren delantero. Perfecto. Distribuidor. Platinos. Bujías. Perfecto. Limpieza del filtro de aire. Protección del parabrisas con anchas tiras de tela adhesiva. Cambio de aceite. ¿Marca...? ¿Por qué no? Supermóvil HD SAE 30. Por si acaso,
por si nos deteníamos en estaciones de servicio de otra marca y era necesario agregar aceite, compramos 2 litros, para llevar en el auto, en la estación de servicio local. Vale la pena mencionarlo, porque estos dos litros harán historia. Pero esa es otra historia. Llegará a su tiempo.
El auto, listo para no recargar la "cola", las dos ruedas de auxilio encontraron ubicación detrás de los asientos de conductor y acompañante. En el baúl, dos bidones de nafta de 16 litros cada uno, uno de agua de 5 litros, las dos famosas latas de aceite y el "valijerío". Hojas de ruta, estimación de tiempos: cronómetros y... ¡listo! A cumplir la otra parte.
Partimos rumbo a Viedma. En el apuro, nos olvidamos de abonar, el gasto ocasionado. El plan a seguir era aumentar el promedio hasta llegar a Viedma, para ceder parcialmente velocidad durante las horas de la noche. Leyendo pocas vueltas más en el tacómetro que las usadas como crucero, el aumento del promedio general fue significativo
Una nota simpática y el cuchillo bajo el poncho
Luego de satisfacer los requerimientos del periodismo local, realizamos una visita -ya programada- al señor Intendente Municipal de la ciudad de Río Gallegos, ingeniero Llaneza. Con especial deferencia nos atendió en su despacho, interiorizándose de los pormenores del intento.
Sugirió que fuéramos portadores de una carta de salutación al Lord Mayor de San Salvador de Jujuy, mediante la cual, el gobierno de la ciudad capital más austral del país hacia llegar sus buenos deseos a su similar, en el extremo norte argentino.
Aceptamos complacidos. Mientras tanto, un diablillo que -incorpóreo- nos acompaña a todos lados, comenzó a sacar el cuchillo debajo del poncho.
El Torino 380 sería portador de una carta. Iría por tierra, galopando con todos sus caballos por los caminos de la patria.
Un nuevo chasqui: el Torino. Quemando etapas, como en la vieja época. Pero sin posta, sin remudas. En aquellos tiempos
debía vencer las inclemencias del tiempo, lo primitivo de las sendas o los caminos, y conservar el aliento.
En 1967... ¿Qué debíamos vencer...? Al correo. Al correo expreso y aéreo. Mentalmente hacíamos cálculos. Lo decidimos.
Papel y sobre nos fueron facilitados de inmediato. Dirigimos la carta a nuestro nombre, poste restante, por vía "expreso-aéreo", a San Salvador de Jujuy. Concurrimos al correo a las 22 del 2 de mayo, acompañados por el señor Tresguerres, y se produjo el despacho.
Nosotros saldríamos recién al día siguiente, a las 5 de la mañana. A las 4 estaba previsto levantarse. Media hora más tarde llegarían los "increíbles". Los que no quisieron saber nada, sino acompañarnos basta el momento de la verdad. A ellos y a todo Río Gallegos, una vez más, muchas.
Arribamos a Viedma exactamente a las 18.55. El promedio se había elevado a 122.340 km/h. Un golpe muy fuerte que soportara el Torino en la ruta, más que un pozo, una zanja, alimentó nuestra intención de pegarle una revisada. Todo andaba bien
El raid
La hora oficial la habíamos tomado de la base aeronaval, de la Armada Nacional, en Río Gallegos. Faltaban aún cinco minutos cuando arribamos al letrero indicador. Entre saludos, bromas y deseos de ¡Buen viaje! los minutos volaron. Era noche cerrada. ¿Fría? ¡Ni qué hablar! Por aquellas latitudes, el sol recién aparecería, en ese día, a las 8.01. Pensábamos juntarnos con la luz entre Piedrabuena y San Julián, donde el sol decide desperezarse recién a eso de las 7.47.
El gran vecino, el último minuto, se hizo presente. Con la luz interior del auto prendida, quien esto escribe y Arturo Castro Almeyra -quien seria el copiloto de la prueba- observamos la aguja del segundero.
- ¡Fuerza!
- ¡Arriba!
- ¡Buen viaje!
- ¡Dale Torino!
- ¡Suerte!
- ¡Adiós! ¡Adiós! ¡Adiós!
Asentándose sobre el tren trasero, el Torino se despidió de Río Gallegos. Ojo al tacómetro. En las marchas: 3.500 rpm. En directa, crucero, 4.000 rpm. Luces altas, Cuando pusimos los faros de yodo, se hizo el día.
Piedrabuena, nuestra primera parada para "hacer nafta" -este es un término que aprendimos de los aviadores navales- distaba 241 kilómetros. Exactamente a las 6 horas y 59 minutos cruzamos el puente y tomamos referencia del cartel indicador. Promedio sobre ripio: 133,120 km/h. Entramos a la población. La estación de servicio se encontraba cerrada. La bocina sólo despertó ecos en la pequeña serranía circundante. Para no perder tiempo echamos mano a los bidones. Luego, sin perder un instante, al camino. El rumbo, a San Julián. Distancia: 140 kilómetros. El camino: consolidado, ripioso.
El paisaje se desarrollaba frente a los ojos como si fuera una película en cinerama. Temperatura de agua: 80°. Presión de aceite: 4,5 kg. Velocidad de crucero: 145 km/h.
De pronto... inestabilidad en el auto. Pinchadura. Goma trasera derecha. Cambio y a proseguir el viaje. Demora, tiempo neto detenido: 4m 30s. A ésta, pocos kilómetros más adelante, se sumó la segunda pinchadura.
Quedamos sin auxilios. La natural angustia nos hizo pedir, por medio de los "walkie-talkie", cedidos gentilmente para el caso por Manuel X. Ordoñez, secretario general de Industrias Kaiser Argentina, al avión que nos sobrevolaba llevando al cameraman de Telenoche y al fotógrafo de AUTOMUNDO, que se tiraran en Comodoro Rivadavia y nos alcanzaran los necesarios auxilios.
Pero antes llegada otra peripecia. Un error de cálculo -supusimos, ingenuamente, 20 litros en cada bidón, cuando las que llevábamos eran de 16 litros- nos hizo quedar sin nafta entre San Julián y una muy pintoresca estación de servicio, bueno..., de alguna forma hay que llamarla, que se encuentra a mitad de camino entre San Julián y Fitz Roy.
Acabábamos de parar y no alcanzábamos a consolarnos, cuando un enorme camión lleno de ovejas acertó e pasar por el camino. Suponer que el conductor venía escuchando le radio, donde se anunciaba el raid y sus progresos, podía ser una cosa. Pero suponerlo hincha del Torino y de Gradassi era otra.
En resumen, fueron ambas. Consecuencia: el enorme camión con todas sus ovejas hizo un giro de 180°, cargó a Castro Almeyra y al correspondiente bidón, y mientras quien suscribe se quedaba mordiéndose los codos, allá fueron, a la búsqueda del precioso liquido que, en definitiva, estaba a sólo 5 km de distancia. Claro que 10 km en camión con acoplado no se hacen a igual velocidad que en Torino.
Con un par de "mea culpa" poco ortodoxos y con cerca de 40 minutos perdidos sobre nuestra propia estimación, reanudamos la marcha.
Régimen: 4.290 rpm. Velocidad: 160 km/h... algo largos. A la llegada a Comodoro Rivadavia, habíamos recuperado 11 minutos de los perdidos. Pero la gracia de la historia está en otro lado. En la ciudad de Comodoro Rivadavia nadie había creído en nuestra prevista estimación de tiempo para el tramo.
En consecuencia, en la concesionaria IKA todos estaban hablando del tema, pero los fotógrafos locales no habían llegado aún, Debimos detenernos. Creemos, además, que sobre el intento de reanudar la marcha hubiéramos sido linchados, Los fotógrafos tenían que llegar. Llegaron. Hicieron lo que tenían que hacer y nos fuimos.
Pasó Bahía Blanca, la noche y llegaron las nuevas luces del día. Nuevas peripecias, esta vez de índole personal, nos habían retrasado de acuerdo con el plan previsto. Tiramos fuerte de Río Cuarto a Córdoba y logramos sorprender a la gente de IKA con la guardia baja. Iban a apostarse el lugar elegido para esperarnos cuando ... ¡nos cruzamos como tejo!
A la salida de la ciudad nos esperaba el refuerzo de neumáticos. Entregamos los pinchados y recibimos los sanos. Por si acaso, recomendamos a la gente del avión que los tuvieran listos en Viedma.
Siempre pasa igual. Nunca más debimos cambiar rodado.
De Comodoro Rivadavia al norte, los nombres tenían una música más familiar al oído. Garayalde nos esperaba a 142 km. Al arribar, sabríamos que la primera cuarta parte del raid estaba cumplida. De Río Gallegos a la estación del ACA de Garayalde se extendían, por los caminos de la patagonia, 1004 km. Allí, "hicimos" nafta.También, combustible orgánico, con forma de emparedados y gaseosas.
Luego, a Trelew, donde arribamos a las 16.01. Llevábamos, con el solo exceso de un minuto, diez horas de marcha. La distancia recorrida sumaba 1.204 km, y el promedio, en consecuencia, 120,400 km/h. De Trelew, una anécdota. En el apuro, nos fuimos sin pagar de la estación de servicio. A los gritos de la dueña, el fotógrafo de AUTOMUNDO -Hugo Pérez Campos- que se encontraba realizando notas en tierra, decidió abonarle y ahorrarnos el bochorno.
Cuando retomamos el camino, ya nos sentíamos en Bahía Blanca. Claro que faltaba la friolera de
más de 700 km pero... ¡qué son 700 km para un Torino con ganas de viajar y que, además, está cumpliendo funciones de chasqui! Poco y nada. Así pasaron Puerto Madryn, Sierra Grande, San Antonio Oeste y Viedma.
En esta última localidad nos detuvimos algo más de la cuenta. Previniéndolo, habíamos aumentado el ritmo de marcha durante las horas de la tarde, elevando el promedio general a 122,340 km/h, resultante del arribo a esa ciudad a las 18.55 y a los 1.708 en recorridos. Luego de 26 minutos de detención, que sirvieron para controlar el conducido y reponer energías a los conducentes, iniciamos el último tramo de la primera mitad del raid, cuya meta, Bahía Blanca, distaba 1.989 km de Río Gallegos, el punto de partida.
Pasaron bajo las ruedas del Torino 4.002 Km. La recepción ha sido magnífica en San Salvador de Jujuy. Es curioso. La gente se agolpa para observar un auto ... estándar. He llegado a una conclusión. Me ha cansado más contar la historia que hacer el raid ...
El tipo de camino, las condiciones en que el mismo había quedado luego de las lluvias de los días anteriores y la noche, fueron los factores previstos para que el ritmo se hiciera más acompasado. Como la ciudad de Bahía Blanca se encuentra fuera de la ruta elegida como itinerario y como, al mismo tiempo, si dejábamos con un palmo de narices al superentusiasta concesionario IKA, don Diego Arias, éste era capaz de perseguirnos a muerte y lo que es peor, superarnos en el raid, decidimos neutralizar una hora y entrar a la ciudad.
Buena fue esta decisión. Además, no hubiéramos ejercitado otra frente a la enorme caravana de autos que nos esperaba en el cruce, para acompañarnos hasta el local de Agrotornquist S. A., concesionaria de Industrias Kaiser Argentina en Bahía Blanca.
Allí estaba todo el mundo. Mientras saludábamos a mil y un conocidos y a diez veces más desconocidos con idéntico placer, accedíamos a los requerimientos periodísticos -es bueno cambiar de vez en cuando, de entrevistador a entrevistado- y cumplíamos, incluso, con la placentera tarea de alimentarnos, don Esteban Fernandino, también presente, hizo los números por nosotros.
Acusábamos 17 horas de marcha, incluidas -por supuesto- todas las detenciones. Jugándolas contra la distancia recorrida, el promedio se elevaba a 116,940 km/h. Estábamos a mitad de camino. Habíamos empleado 17 horas. El "cuco" de la Patagonia había quedado atrás. Las sonrisas estaban en todos los rostros, y la palabra imposible en ninguna boca. Nos esperaba la noche. Se hablaba de otro "cuco": el cansancio.
¿Cansancio? Manejar el Torino no cansa... Más de una vez hemos hablado de esos autos que, además de transportarnos de un lado a otro, dan placer al manejarlos.
Garayalde nos espera. Cargamos nafta, revisamos aceite y establecemos comunicación con el avión. Todo marcha normal. El ritmo es el previsto. Ajustamos los promedios estimados para los próximos tramos
La noche, el centro y el norte
A las 23 partimos de la concesionaria, del centro de la ciudad. Salvadas Villa Iris y General San Martín, el destino era Santa Rosa; de allí en adelante, la gran recta que nos llevarla a Río Cuarto. La noche era clara y serena. El primer tramo, de tierra, espantoso. Lo peor que hemos cruzado a lo largo de toda la República se encuentra en la provincia de Buenos Aires. Más adelante todo se prestaba, camino y densidad de tránsito en el mismo, para elevar el promedio y tener reservas.
Pero he aquí que otra vez el diablo metió la colita y los "mea culpa", todavía mucho menos ortodoxos que antes, quebraron la quietud de la noche.
Lo confesamos: nos equivocamos de camino. Fue en una estación de servicio, en una encrucijada de rutas. Al salir..., bueno, tomamos la errónea. Antes que el primer letrero indicador nos golpeara, como una bofetada en la cara, habían pasado bajo las ruedas del Torino algo más de 60 kilómetros.
Vuelta, y para atrás. Las expresiones, irreproducibles. Más de 120 km inútiles. Río Cuarto llegó, pese a la intención de recuperar, algo atrasado y junto con las primeras horas de la mañana. Eran las 6.10 del 4 de mayo. La distancia recorrida, 2.718 km y el promedio, por el fruto del error, había descendido a 105,180 km/h. Cargar nafta, controlar aceite y ¡al camino!. Con el día, las cosas parecen más fáciles y la ruta, a esa hora, estaba desierta.
Berrotarán, Embalse y Villa del Dique llegaron muy rápido. El Dique de los Molinos y la Cuesta del Águila se desenrollaron -por fuerza- más lentos bajo las ruedas del Torino. Tiramos fuerte.
A las 8.50 estábamos en Córdoba, en la rotonda de Entrega Directa de Industrias Kaiser Argentina, donde lanzamos un mensaje. Si,
hicimos corno los corredores. Lanzamos un mensaje. Claro que, como no tentamos nada que decir excepto protestar contra nuestras propias equivocaciones, sólo consignamos: "A Industrias Kaiser Argentina: Felicitaciones por un gran auto." ¡Para qué lo habremos hecho! De allí en adelante comenzaron los padecimientos...
Abastecimiento en Trelew. El grupo de curiosos se va formando. Las cifras de consumo fueron algo superiores a las estimadas hasta la mitad de camino entre Piedrabuena y San Julián; luego se estabilizaron. Para la velocidad de crucero mantenida, no pueden catalogarse sino como buenas
Pero Córdoba nos reconcilió con el plan previsto. El promedio general había aumentado a 106,200 km/h, y el del tramo Río Cuarto - Córdoba alcanzó una cifra muy significativa: 124,860 kilómetros/h. Cruzar la ciudad... -casi un martirio- y luego tirar para el lado de Villa María, rumbo a Santiago del Estero.
Mientras todavía estábamos en el tránsito de la salida, el motor comenzó a los tironeos. Luego se compuso. No le dimos mayor importancia. Antes de llegar a Ojo de Agua, el Tornado Interceptor pareció enfermarse de hipo y, tos convulsa, todo al mismo tiempo.
Nos detuvimos pensando en un surtidor de alta tapado, pese a que la falla era una hermosa "melange" de encendido y carburación. Cuando pedimos a Castro Almeyra que pusiera en marcha... ¡"cero" de corriente! No podía ser sino batería. ¡A ella! Lo descubríamos.. se había cortado el cable de masa.
Arturo Castro Almeyra se puso la cabeza de Canguro y razonó... "Estos de IKA... Fíjese si serán amarretes que ponen un cable así de cortito Se lo voy a contar a mi amigo Jimmy para que tome alguna medida... Aunque sea la del cable...". Luego de hacer una reparación improvisada, por si acaso, decidimos controlar el caudal de la bomba de nafta. Tiraba bien. Claro, se había enfriado. Pero de ello nos dimos cuenta recién en el medio del cruce de las Salinas Grandes, cuando el calor apretó.
Nuevamente con hipos, pero esta vez con tos convulsa, pasamos Santiago del Estero, donde todo estaba cerrado, por ser día de fiesta local, y pusimos "trompa" a Tucumán. Cerca del arribo, nos esperaban los amigos Stefanutti y Reginato, en otro Torio, para cruzarnos -sin problemas de pérdida de tiempo- por la ciudad de Tucumán y "depositarnos" en camino a Salta, último eslabón de la larga cadena que veníamos recorriendo desde Río Gallegos.
La entrada a Tucumán, tomada a la altura de la caminera, se realizó a las 15.15, cumpliéndose así 3.575 km cubiertos en 34 horas 15 minutos, lo que arrojaba un promedio general de 104,840 km/h. Por supuesto que en Tucumán se hizo escala en la concesionaria IKA.
Gracias a la excelente disposición del señor Domingo Capuano, de Domingo Capuano
S.A., nombre de la concesionaria local, se solucionaron los problemas de bomba de nafta, reemplazándola, como asimismo el provisional arreglo del cable de masa.
Partimos, todo en regla, y refrigerados piloto y copiloto por las previsiones del señor Capuano, exactamente a las 17 y 42. El Torino brincaba de alegría. Como si quisiera responder a las palabras que le dirigíamos cuando se portó mal -porque, aunque parezca mentira, le hablamos- andaba mejor que nunca. Rosario de la Frontera, Metán y Salta parecían ponerse al alcance de la mano, mientras el régimen del motor se mantenía, siempre, muy alto.
Luego Jujuy. La meta, el final, el gran suspiro. La enorme caravana. El público. Las manos que se extienden. Las voces que gritan. Las luces. Los micrófonos. Gracias. Gracias, Estamos contentos. Un señor nos abraza. Es don Juan Buitrago, el concesionario IKA en Jujuy. Miramos alrededor. Son miles de caras nueva. Caras felices que se prolongan en manos que saludan. No hay egoísmos de marcas. Están todos contentos. Esto es genuino, como nuestra propia alegría, como nuestra propia emoción.
Preguntamos la hora de entrada. Nos informan mil voluntarios. Queremos la oficial.
Nos la alcanzan. A las 18 hs. 42 minutos. Deducimos mentalmente la hora neutralizada en Bahía Blanca. La cifra no es lo que hubiéramos querido ni tampoco lo que hubiéramos podido. Excede, en 42 minutos, a las 36 horas.
Preguntamos el promedio general. Alcanza a 109,020 km/h.
Luego sacaríamos el promedio del último tramo. De Tucumán a Jujuy. Cuando le pedimos al Torino 380 su resto, su esfuerzo final.
El nuevo chasqui argentino tiene, con el de antaño, una característica idéntica: el aliento largo. Los 427 kilómetros que separan Tucumán de San Salvador de Jujuy, como para demostrar sobre el final lo que es capaz, los cubrió a 142,320 km/h de promedio.
Sí, estamos contentos. Por los que tuvieron fe en las características del mercado argentino, por los que se decidieron a crear, en el país, un auto para el país; contentos por todas las manos que se alzaron, en amistoso saludo, a lo largo de 4.002 kilómetros; contentos por los que creyeron en nosotros y nos apoyaron; contentos por los miles de expresiones entusiastas que, frente a nuestros ojos, aún repiten -asombrados- el tiempo empleado para unir un extremo del país con el otro.
Si. estamos contentos. Es como una oleada cálida que viene de adentro y que llega a los ojos. Es la tensión que se afloja. Ya estamos en San Salvador de Jujuy.
El Torino 380 ha cumplido.
Por Miguel Ángel Barrau
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|
SÍNTESIS DE LA PRUEBA
RIO GALLEGOS - JUJUY |
Localidad |
Ruta |
Provincia |
Km |
Acumulado |
Camino |
Río Gallegos |
3 |
Santa Cruz |
0 |
|
Consolidado |
Luis Piedrabuena |
3 |
Santa Cruz |
241 |
241 |
Consolidado |
San Julián |
3 |
Santa Cruz |
140 |
241 |
Consolidado |
Fitz Roy |
3 |
Santa Cruz |
282 |
663 |
Pavimento |
Caleta Olivia |
3 |
Santa Cruz |
81 |
744 |
Pavimento |
Comodoro Rivadavia |
3 |
Chubut |
78 |
822 |
Consolidado |
Garayalde |
3 |
Chubut |
182 |
1004 |
Consolidado |
Trelew |
3 |
Chubut |
200 |
1204 |
Cons 27
Pav 36 |
Puerto Madryn |
3 |
Chubut |
63 |
1267 |
Pav 85
Cons 55 |
Sierra Grande |
3 |
Río Negro |
140 |
1407 |
Consolidado |
San Antonio Oeste |
3 |
Río Negro |
123 |
1530 |
Consolidado |
Viedma |
3 |
Río Negro |
178 |
1708 |
Pav 4
Cons 76 |
Bahía Blanca |
3 |
Buenos
Aires |
281 |
1989 |
Tierra 78
Pav 123 |
Villa Iris |
35 |
Buenos
Aires |
108 |
2097 |
Pav 86
Tierra 122 |
G. San Martín |
35 |
La Pampa |
41 |
2138 |
Tierra 22
Pav 19 |
Santa Rosa |
35 |
La Pampa |
178 |
2216 |
Pavimento |
Castex |
35 |
La Pampa |
80 |
2369 |
Pavimento |
Realicó |
35 |
La Pampa |
98 |
2494 |
Pavimento |
Vicuña Mackenna |
35 |
Córdoba |
130 |
2624 |
Pavimento |
Río Cuarto |
35 |
Córdoba |
94 |
2718 |
Pavimento |
Villa del Dique |
35 |
Córdoba |
118 |
2836 |
Pav 86
Cons 32 |
Córdoba |
35 |
Córdoba |
121 |
2957 |
Pavimento |
Sarmiento |
9 |
Córdoba |
82 |
3039 |
Pavimento |
V. de María |
9 |
Córdoba |
108 |
3147 |
Pavimento |
Río Saladillo |
9 |
S del Estero |
140 |
3287 |
Pav 68
Cons 62 |
Santiago del Estero |
9 |
S del Estero |
129 |
3416 |
Cons 70
Pav 59 |
Termas de Río Hondo |
9 |
S del Estero |
82 |
3498 |
Pavimento |
Tucumán |
9 |
Tucumán |
87 |
3585 |
Pavimento |
R. Frontera |
9 |
Salta |
148 |
3733 |
Pavimento |
Metán |
9 |
Salta |
35 |
3768 |
Pavimento |
Salta |
9 |
Salta |
141 |
3909 |
Pavimento |
Jujuy |
9 |
Jujuy |
93 |
4002 |
Pavimento |
Caminos
Pavimento 2.212 Km
Consolidado 1.668 Km
Tierra 122 Km
Total 4.002 Km |
Los señores Tresguerres, padre e hijo, junto con el jefe de taller de la concesionaria IKA en Río Gallegos, posan para AUTOMUNDO. Telenoche, sobre el capot, muestra su presencia. En este pequeño grupo había fe en que se cumplirían los objetivos propuestos
El rípio de mucha piedra y poca tierra, deja una escasa estela de polvo en suspensión. Las piedras son las que salen disparadas, hacia los costados y hacia atrás, como si las impulsara una honda. En este tipo de camino, la tenida del Torino 380 es excelente
Un nuevo Chasqui: El Torino
El Intendente de Río Gallegos, ingeniero Llaneza, nos hace entrega en su despacho oficial de uno carta dirigida al Lord Mayor de San Salvador de Jujuy, en la que hacia llegar el saludo del gobierno de la ciudad capital más austral del país, a su similar en el extremo norte del territorio nacional.
Nos habló en esa oportunidad de la bondad de Río Gallegos como trampolín paro las regiones turísticos del extremo sur, de lo accesibilidad del Lago Argentino, de lo majestuosidad del cruce del estrecho de Magallanes, de las bellezas de Tierra del Fuego.
En su carácter de ex ingeniero de la Dirección Nacional de Vialidad, recibió complacido nuestros felicitaciones por el estado de las rutas en la provincia de Santa Cruz.
"Los caminos patagónicos -expresamos entonces- deben dejar de ser un "cuco, que sólo puede asustar a los mal informados o a los timoratos."
"Los caminos son buenos -nos respondió-. Es lo mejorcito que por el momento hemos podido hacer. Pero, con todo .. ¡no creo que lleguen o Son Salvador de Jujuy en 40 horas ...!"
Señor Intendente: antes que transcurrieron 40 horas de nuestra partido de su ciudad, en el Boletín Informativo Municipal, emanado de la comuna de San Salvador de Jujuy, en su edición del 4 de mayo, se reprodujeron las -siguientes palabras ...
"Y ahora, ahora una nota simpática.: la que ha tenido el señor Intendente Municipal de la ciudad de Río Gallegas, para con el Jefe Comunal de San Salvador de Jujuy, aprovechando el raid de los volantes Miguel Ángel Barrau y Arturo Castro Almeyra desde aquella austral región patagónica hasta nuestro capital:
Los volantes habían partido ayer, en un verdadero récord de velocidad de una nueva máquina de fabricación nacional, oportunidad que fue aprovechada por el Lord Mayor de Río Gallegos para hacerle llegar sus salutaciones al ingeniero Scaro, quien lógicamente agradece y retribuye, con todo cordialidad."
Con lo que, señor Intendente de Río Gallegos, el Torino 380 se ha graduado como el nuevo chasqui argentino.
Nos tocó o nosotros ganar lo apuesta y usted, de acuerdo con lo prometido, debe perdonarnos la boleta que, por mal estacionamiento, nos hicieran en su ciudad el 1 de mayo, a las 23 hs. ¿o no?.
A medida que vamos avanzando, las cualidades del camino varían. La ruta es ahora más polvorienta, con estrechamientos a desnivel que provocan algunos "vueltos bajitos". El Torino como si tal cosa
La salida de Comodoro Rivadavia, viniendo del sur, es casi un poema. Un canto al oro negro. Al trabajo. Además, el camino es una maravilla y se puede andar fuerte. La presencia de algunos vericuetos sólo lo hace más divertido
Nos acercamos a Comodoro Rivadavia. La topografía cambia como por encanto. Desde Caleta Olivia, por la derecha viene haciéndonos compañía al mar. Pese a que llegamos algunos minutos atrasados, nadie nos había creído. Aún no nos esperaban
¿Qué significa "no sentirse solo"?
Sin duda, algo más han que estar acompañado.
Para demostrarlo necesitábamos de un símbolo. Es éste, un avión Piper Apache, matricula LV-IIH. Lo que, en código radial, se traduce por Lima Víctor India India Hotel. Al costado, su piloto, señor Eustaquio. Entre las valijas, una rueda de auxilio.
Pero lo que no se ve, lo que queremos representar por su medio, es la suma de voluntades y de esfuerzos, la fe en el proyecto, la confianza depositada
en los responsables de llevarlo a cabo, las horas de vigilia de unos, las preocupaciones de otros, el auxilio de terceros y el agasajo de todos, mientras la cifra aún era promesa, y también cuando ésta hizo del raid historia.
Nuestro agradecimiento a los señores James McCloud y Manuel X. Ordoñez, por la preferente atención que prestaron a este raid, y a quienes tuvieron la oportunidad y la suerte de realizarlo.
A aquellos que asumieron la responsabilidad de la revisión previa, en Taller Modelo de Industrias Kaiser Argentina, señores Lázaro y Costa.
A Industrias Pirelli, por su habitual e inestimable colaboración. A Rodolfo Ruata, en representación de Fric Rot Gabriel, quien -como siempre- supo colaborar paro que mantuviéramos, como Dios manda, las cuatro ruedas en permanente contacto con el suelo.
Al señor Melnick, de Industrias Kaiser Argentina, que supo infundir a sus ayudantes su propia velocidad y con ello multiplicarse o lo largo de la ruta.
Nuestro reconocimiento o los concesionarios de Río Gallegos, señores Tresguerrez, de Comodoro Rivadavia, señores Otamendi y Ossa, de Bahía Blanca, don Diego Arias, de Tucumán, señor Domingo Capuana y de San Salvador de Jujuy, don Juan Buitrago, quien
recibiera como obsequio, de nuestras manos, las dos latas de aceite no usadas por el Torino 380 en su raid.
Gracias a Enrique, el cameraman de Telenoche, por su entusiasmo y especial dedicación en procura de obtener "la nota"; a la gente de Experimental, que saliera o nuestro encuentro para ayudarnos a cruzar la ciudad de Córdoba; al viejito que atiende ese surtidor perdido entre San Julián y Fitz Roy, que tenía la nafta preparada, paro que no perdiéramos el tiempo que él requería en bombearla; al anónimo camionero que tuvo el gesto de desviarse de su camino y retroceder, para que nosotros pudiéramos continuar.
Gracias también a los señores Surchi y Tagle, concesionarios de la ciudad de Córdoba, por las atenciones y felicitaciones recibidas.
Gracias a todos. A todos los que estuvieron, de una forma u otra. Desde la mano que saludó el paso, sin saber quizá de qué se trataba, hasta la que se extendió en felicitación al término de la prueba.
Gracias a todos, y encerrando a todos en el símbolo, gracias al avión, "gracias a Lima Víctor India India Hotel, aquí agradece no haberse quedado solo Torino India Kaiser Alfa, arribado o destino, Son Salvador de Jujuy, sin novedad. Cambio y cierro."
Una carrera aparte
Claro que esto no va más allá de una jugarreta. Nos hace acordar, aunque nada tenga que ver, a Esopo, un señor muy antiguo que hacía fábulas. Pero los fábulas tienen moraleja, y esta jugarreta puede que también.
La idea, sin que él lo sospeche, nos la dió el señor Intendente de Río Gallegos, al confiar en nuestras manos una carta de saludo dirigido al Lord Mayor de San Salvador de Jujuy.
De ese gesto nació la frase "Un nuevo chasqui: el Torino".
Supusimos que la misiva había que entregarla rápido. Pero... ¿cuán rápido? ¿Igual que el correo aéreo expreso? O quizá ¡más rápida que un expreso aéreo!
Decidimos ponerlo o prueba.
Con el señor Tresguerres nos dirigirnos a la oficina de Correos de Río Gallegos. Allí despachamos, a nombre nuestro, con dirección poste restantes, San Salvador de Jujuy, una carta aérea, expreso Nro, 30382, cuyo matasellos dice "Río Gallegos - 2 de mayo de 1967 - 22 hs."
A la mañana siguiente, a nuestro arribo a Jujuy, siendo las 10, concurrimos con el señor Buitrago, concesionario IKA en esa ciudad, a la oficina de correos local. Reclamada la pieza postal, con exhibición del talón de control de "expreso" recibido en origen, fuimos informados que la mismo aún no había llegado.
¡Bravo Torino!
Días más tarde, ya en Buenos Aires, por gentileza del señor Buitrago, recibimos la misiva en cuestión, la que hablo arribado a eso ciudad 48 horas después que el Torino 380.
De donde, volviendo a Esopo, resulta ser que la tortuga no era tan tortuga aunque -en nuestro caso- la liebre sea menos ligera que en la fábula. O, como decía Napoleón Bonaparte a su ayuda de cámara: "Vísteme más despacio, que estoy apurado.".
La otra cara de la moneda. Nos toca a nosotros en esta oportunidad, ser entrevistados... ¡Es el precio de la fama ...! ¿Qué?. ¿Les extraña?. ¿Es que acaso no saben que es poco práctico tomarse en serio?. O, como dice El Canguro ... ¿que la risa más pura es cuando uno logra reírse de si mismo?. Claro que, lo que no podíamos hacer sería reír del Torino. Porque uno no se ríe de lo que admira, de lo que respeta. ¿O no?
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