Pruebas de autos argentinos

Operativo especial Buenos Aires - Ushuaia "Non-Stop" Robusto, eficiente y veloz Revista Road Test Nro 19. Mayo de 1992

Mucho más que un road-test. Un examen a plena exigencia al cabo de 3.200 kilómetros "sin escalas" uniendo Buenos Aires y Ushuaia en Tierra del Fuego. En 20 horas 59 minutos de marcha neta por las interminables rectas patagónicas y los complicados caminos enripiados de la isla. Un operativo donde se puso a prueba la robustez estructural, la eficiencia de las suspensiones y la confiabilidad del motor a inyección 2.0 que soportó sin alteraciones el implacable ritmo. A ello se sumó la seguridad que brinda en ese tipo de caminos el sistema ABS de frenos

Unas semanas antes del lanzamiento del Ford Galaxy, presentamos a Autolatina Argentina un proyecto que desde tiempo atrás teníamos intenciones de concretar. Un viaje Buenos Aires - Ushuaia sin escalas. Con las detenciones imprescindibles para cargar combustible y hacer aduanas.

Grande fue la sorpresa cuando observamos que la campaña publicitaria estaba centrada en el confort de marcha, los largos viajes, bajo el concepto de "un auto para llegar lejos".

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Debemos confesar que a partir de ese momento consideramos que el operativo a Ushuaia era un hecho concreto. Aprobado por la empresa, pocos días más tarde recibimos una unidad 2.0 i-Ghia equipada con ABS de serie y absolutamente standard.

En charlas previas con gente de Ingeniería consideramos que hacía falta un protector de cárter debido a los 1.000 kilómetros de ripio, no siempre en buen estado, y tres neumáticos auxiliares para evitar imprevistos. El parabrisas no ofrecía problemas ya que es laminado y se le adosaron dos faros suplementarios de profundidad, los mismos que usa el Gol GTi. Eso era todo a excepción de un juego de correas.

El auto justo

El Galaxy de Ford, aunque poco experimentado en terrenos como los que íbamos a transitar, se mostraba como el más adecuado, pero el mayor interés estaba en su reciente aparición. Nada mejor que realizar una prueba de alta exigencia con un nuevo modelo importado de Brasil, sobre el que la empresa tiene depositadas grandes expectativas.

Además, corría con algunas ventajas suplementarias como buena potencia y elasticidad del motor, habitabilidad como para que tres personas puedan convivir (y dormir) sin problemas de espacio durante más de 28 horas seguidas, buen despeje del piso, adecuado confort de marcha en ruta, ABS antibloqueo de frenos (de vital importancia en ripio o hielo) y equipamiento "full".

Pero hasta ese momento nos manejábamos con teorías. La práctica podría entregarnos una realidad diferente. Sin embargo no fue así. Es más, con el correr de los kilómetros tanto Jorge Maggi como quien suscribe, tras las primeras situaciones de "tanteo", iniciamos un diálogo fluido y positivo con el Ford Galaxy. Como si comenzáramos a entendernos mejor...

El motor se fue soltando -salimos de Buenos Aires con poco más de 1.000 kilómetros- hasta ganar unas 200 rpm en quinta marcha, la tenida se mostraba franca, los frenos con alto nivel de eficiencia (más allá del ABS) y la transmisión efectiva y suave entre cambios, con un motor saludable a todo régimen.

Transitando la isla. El Galaxy en el faldeo rápido de Río Grande a Ushuaia con piso firme y parejo

13 de Abril - 12.00 Horas

Todo estaba programado para salir en horas del mediodía. De esa forma llegaríamos a horarios lógicos a las fronteras y el ferry que cruza el Estrecho de Magallanes.
Los tiempos ideales de paso y promedios figuraban en nuestra hoja de ruta. La experiencia previa con otros modelos y marcas nos daban pautas como para equivocarnos por poco. Se podía llegar a Ushuaia en menos de 24 horas netas de marcha. Ese era nuestro propósito y así lo entendió Autolatina.

A las 12 en punto del lunes 13 de abril, nos pusimos en marcha -escribano de por medio certificando la hora- desde Eurocarsa S.A. concesionario Ford-VW en Av. San Martín a pocas cuadras de la General Paz. Día espléndido, temperatura ideal, sol radiante y 3.200 kilómetros por delante. Sentado atrás, "Michael" Tillous, fotógrafo y "azafata" ya que estaba a cargo de bebidas, sandwiches, alfajores, jugos, etc.

La General Paz no estaba como para iniciar un viaje tan largo. Por eso en Cañuelas íbamos algo atrasados respecto a lo previsto pese haber encontrado muy fluido el tránsito por la R-205. Recién en Saladillo y gracias a la excelente velocidad final del Galaxy, pudimos recuperar lo perdido quedando sólo a cuatro minutos del ideal. Pero el motor 2.0-i se mostraba más veloz de lo previsto por lo que a esa altura, si no nos encontrábamos con lluvia o fuertes vientos en contra, mejoraríamos el tiempo total.

Por información del agente Esso en Pigüé nos enteramos que la ruta elegida estaba cortada por inundación en Laguna Alsina. La solución fue tomar de Saladillo hacia Azul y luego por la R-76 a Sierra de la Ventana y de allí Tornquist empalmando la R-33 rumbo a Bahía Blanca sin necesidad de cruzar la ciudad. A las 16.38 (ver planilla adjunta) estábamos en el acceso a la R-22 con proa a Río Colora-do donde por segunda vez nos reabastecimos.

Atardecer patagónico

La noche patagónica

Poco antes de las ocho de la noche, llegamos a Sierra Grande (1.223 kilómetros de Buenos Aires). Clima agradable, para nada frío y visibilidad absoluta, lo que nos permitiría viajar prácticamente a ritmo diurno.

A esa altura estábamos 50 minutos adelantados respecto al tiempo ideal y nos habíamos familiarizado con el Ford-Galaxy. Su comportamiento franco en todo tipo de curvas, los frenos y un andar confortable junto a una tenida direccional impecable, hacían de la conducción algo realmente placentero.

Con un auto que andaba más de lo imaginado, un consumo contenido para altas performances (menos de 16 litros cada 100 kilómetros como promedio del viaje), buen tiempo y tránsito inexistente, llegaríamos a Río Gallegos con adelanto considerable.

La próxima detención por combustible fue en Garayalde. Chequeamos el aceite y agregamos medio litro tras 1.700 kilómetros de promediar 165 km/h. A las 23.33 estábamos en Comodoro Rivadavia (con algo de viento) empleando 11.33 brutas y 10.44 netas. Una hora menos de lo que marcaba nuestra planilla.

El camino a Caleta Olivia sirvió para exigir al Galaxy en el faldeo veloz, mostrando sus virtudes con el tres delantero bien apoyado y tracción eficiente, con un eje trasero que colabora correctamente transformándolo en un auto casi neutro pese a que las ruedas que empujan están al frente.

Completado el tanque en Caleta Olivia, encaramos las interminables y solitarias rectas de la meseta patagónica, dejando atrás poblados como Fitz Roy y Tres Cerros (ex-ACA fuera de servicio).

Cargando nafta en territorio chileno a poco de la frontera

Un poco de niebla y otro de hielo

Cerca de las dos de la mañana, antes del acceso a Puerto San Julián, nos topamos con algunos bancos de niebla. El asfalto estaba húmedo y en sectores se observaban tenues placas de hielo lo que indicaba temperaturas bajo cero. Muchas veces circulando a 60 o 70 km/h, otras a 100 o 120 km/h cuando mejoraba la visibilidad. Pero antes de Comandante Piedrabuena, todo volvió a la normalidad con breves sectores neblinosos hasta llegar a Río Gallegos.

Exactamente a las cinco menos diez entramos en la capital santacruceña con una hora cinco minutos de adelanto que de poco serviría a los efectos prácticos (no del tiempo neto) ya que allí nos informaron que la aduana de Monte Aymond (límite con Chile) no abría hasta las nueve de la mañana.

De todas maneras, era mejor esperar frente a la barrera que quedarse haciendo tiempo en Gallegos. A poco de bajar al ripio, una goma pisó una piedra filosa y nos "entretuvimos" en cambiarla en plena noche, a la luz de las linternas y con piso barroso por la lluvia que había caído una hora antes. Dormimos un rato en el auto, con todo cerrado y sin calefacción por razones obvias, pero cada tanto nos despertábamos en la medida que se iba enfriando el Galaxy. Un par de grados bajo cero, temperatura benévola para mediados de abril y el amanecer.

El Galaxy embarcando rumbo a Bahía Azul

Entre aduanas y papeleos

Efectivamente, pocos minutos pasadas las nueve, ingresamos junto a un par de camioneros para hacer los trámites de aduana. Quince minutos después salíamos a cumplir el trámite en el puesto chileno, distante algunos centenares de metros. Más sellos y firmas y al rato partimos hacia el ferry o balsa que cruza el estrecho. Justo había salido unos minutos antes. Nueva espera de una hora y el ansiado cruce que demora apenas 20 minutos.

En territorio chileno el camino se encuentra en buenas condiciones hasta la balsa. De allí y hasta. el poblado Cullen es un martirio para las suspensiones e integridad del auto, especialmente del tren delantero y elementos de abajo debido a la piedra suelta y profundos huellones. Por suerte, poco antes de San Sebastián (se sale de Chile y se vuelve a territorio argentino) las cosas mejoran y se puede circular a velocidades mayores si se toman precauciones.

Trámites rápidos, carabineros más amables que en otras ocasiones y poco tránsito pese a las proximidades de Semana Santa. De allí a Río Grande por camino de piso firme y hasta con algunos kilómetros de asfalto antes y después de esa ciudad fueguina.

El estado del camino, la robustez del Galaxy y condiciones climáticas benévolas, hicieron que hasta Río Grande empleáramos una hora y media menos de lo establecido en teoría. Los 228 kilómetros que nos separaban de Ushuaia eran los de mejor camino y más veloces.

El Galaxy y gas venteado. Antes de llegar a la balsa, en territorio chileno, se observa este impresionante venteo de gas

21 horas a Ushuaia. Todo un récord

Pese a que pocos creían que era posible llegar en menos de 24 horas, nosotros -y la gente de Autolatina al confiar en RT- sabíamos que lograrlo no era delirante. Solo es un problema de ritmo, no parar más allá de lo necesario y no encontrarnos con condiciones climáticas extremas.

Eso nos permitiría cuidar la integridad del auto, conducir a ritmo veloz pero no infernal o irresponsable y mantener un promedio alto ya que lo ganado y establecido hasta Río Gallegos al cabo de 2.546 kilómetros no podría degradarse tanto en los apenas 500 kilómetros de ripio.

Por esa razón, en Río Gallegos sabíamos que la meta se cumpliría sin mayores esfuerzos. Dejamos atrás el Río Ewan, Kaiken, Aserradero Lago Verde, Lago Escondido, el curverío del breve Paso Garibaldi y ya estábamos en Ushuaia.

Exactamente a las 16.16 horas del martes 14 de abril el Ford Galaxy 2.0-i Ghia, entraba al centro de la capital fueguina en busca del concesionario Viasa, donde nos esperaban para certificar por medio de escribano, nuestra hora de llegada.

Luego de circular durante 28 horas y 16 minutos habíamos unido Buenos Aires con Ushuaia en un tiempo neto de 20 horas 59 minutos a un promedio de 149,4 km/h. Pocos lo pudieron creer y hasta nosotros revisamos las cuentas una y otra vez hasta convencernos que las cifras eran reales.

Ovejas cruzando el camino por Fitz Roy

Descanso y retorno "light"

Una llamada a Buenos Aires para anunciar que todo estaba OK y que nos encontrábamos en el hotel, dos horas de sueño y levantarse para una comida normal, con plato, cubiertos, copas, sentados en una mesa... en fin, como seres normales.
Nueve horas de sueño corrido fueron suficientes para recuperarnos. Al día siguiente nos esperaba el tramo Ushuaia - Pto. San Julián con lluvia, neblina pero con cruce rápido en la balsa y aduanas ágiles.

Antes de partir revisamos el Galaxy de abajo. Todo en orden salvo algunas pedradas en el protector del cárter, el escape y el tanque de combustible además de una llanta que mostraba huellas de los pozos en el sector chileno. Dos faros habían sido "ametrallados" por el ripio de camiones, ómnibus y vehículos particulares.

Con el auto entero emprendimos la retirada de la isla con decenas de detenciones para que Tillous justificara su presencia: sacar fotos. Por razones obvias, a la ida se tuvo que limitar a algunas tomas desde el interior del auto o al cargar combustible ya que no estaban previstas detenciones para sacar fotografías por las características del operativo.

Si bien el ritmo impuesto al auto fue el mismo, al cantidad de kilómetros diarios era menor. Pernoctamos en Puerto San Julián (comida con estupendos mariscos) y en Puerto Madryn la segunda noche.

El último parcial a cumplir era entre ese balneario sureño y Buenos Aires. Salimos a las 10 de la mañana y llegamos a la costanera (donde nos esperaban esposas e hijos) a las 21.30, listos a saborear algunas carnes asadas en lo de "Bebe" Pedelaborde.

Perfil del Galaxy a la altura de Comandante Piedrabuena

Galaxy: Una agradable sorpresa

Aunque esto no sea un road-test, tampoco se puede negar que las vivencias detrás del volante servirán para el momento de la evaluación. También es cierto que tanto a mi como a Jorge Maggi nos sorprendió gratamente el comportamiento general de este Ford Galaxy 2.0-i que Autolatina puso en nuestras manos.
Vamos entonces a los puntos más salientes de la unidad con la que concretamos este operativo sin antecedentes.

• Tenida direccional y en curva absolutamente franca. Sin vicios ni tendencias a modificar la trayectoria elegida. Bajo cualquier circunstancia el auto se manifiesta gobernado por el conductor. Incluso con piso anegado por lluvia torrencial, gracias a una adecuada suspensión, reglaje de ambos trenes y neumáticos (Pirelli P-600) que se manifestaron excepcionales (y no es una exageración) en esas condiciones. Sólo hubo que cuidarlos en caminos de ripio debido a su perfil "60" que no es el más indicado para estos terrenos.

• Capacidad frenante de primer orden. Sin fatigas y con sistema ABS, ideal para circular por piso mojado, ripio o zonas con hielo. Imposible lograr que se produzca un bloqueo en cualquiera de los dos trenes. Más allá de poseer frenos traseros a campaña, el circuito es eficiente en un ciento por ciento.

• El Galaxy demostró al cabo de los 7.000 kilómetros, características ruteras más que interesantes que lo ponen a nivel de berlinas de alto nivel con gran confort de marcha y no se ve penalizado en el tránsito ciudadano siempre y cuando se utilice la presión correcta en los neumáticos.

• Motor de grandes cualidades. Buena potencia a alto régimen y respuesta inmediata a partir de las 2.000 rpm. Con una quinta marcha que reacciona con agilidad a partir de los 100 km/h y que no pierde velocidad en largas y pronunciadas pendientes.

• Consumo equilibrado a altas velocidades. El promedio hasta Ushuaia, a más de 149 km/h para los 3.200 kilómetros con 500 km de ripio, no llegó a los 16 litros/100. O si lo prefiere a los 6,25 km/litro. Un valor en que algunos autos de esa cilindrada lo consumen a 20 km/h menos de velocidad. Esperábamos una cifra más alta a velocidades tan elevadas (tope del orden de los 190 km/h).

• Como su hermano el VW-Carat, demostró una gran robustez estructural y de suspensiones. Incluso no se observaron vibraciones o ruidos de plásticos internos tras el viaje de ida y vuelta. Algo fuera de lo común considerando el trato poco cuidadoso.

Inmensidad patagónica. Largas rectas que permiten desarrollar altas velocidades sin problemas

En síntesis

...cumplimos con la meta del operativo Non-Stop a Ushuaia con un registro final inferior al que teníamos previsto. Pero también descubrimos un auto importado de Brasil que deberá ser tenido en cuenta por sus competidores de franja.

No solo por ser de la familia Ford (ventaja indudable en Argentina) sino por ofrecer una interesante lista de virtudes que no se reflejan o vislumbran a través de su diseño y apariencia.

Esta prueba de alta exigencia fue superada con absoluta soltura y confiabilidad por el Ford Galaxy. Un nivel de exigencia al que ningún usuario someterá jamás a su automóvil.

Se ganó -merecidamente- el respeto y la amistad de quienes lo llevamos a través de 7.000 kilómetros sin respiro ni contemplaciones.

Carlos F. Figueras
Fotos: Miguel Tillous

IMPORTANTE. Las fotografías de esta nota, salvo pocas excepciones, fueron tomadas duran-te el viaje de retorno entre Ushuaia y Buenos Aires por razones que hacían a las características del operativo.

Llegada certificada. Junto a la escribana Mori que certificó la hora de arribo a Ushuaia.

Por la zona de Sierra de la Ventana

De noche con luces encendidas cerca de Puerto Madryn

Anochecer con luna llena

De retorno. El Galaxy circulando por la recta de San Antonio Oeste a Gral Conesa, el sábado 18 de abril de retorno a Buenos Aires

VIASA de Ushuaia. junto al Sr. Viaña

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Mapa con síntesis del itinerario

Foto de salida en Eurocarsa con la tripulación, gente de la concesionaria, escribano Miguens y Ronnie Frost de Autolatina Argentina

Los faros alcanzados por la "metralla" al superar a otros vehículos

Protector de cárter colocado por la gente de ingeniería

APUNTES DE VIAJE

ACTAS NOTARIALES. Tanto la salida de Buenos Aires como el arribo a Ushuaia fueron certificadas por escribano público. Aquí lo hizo el escribano Alberto Miguens adscripto al Registro de Contratos Públicos de la Capital Federal N° 84 por medio el Acta Notarial. En la capital de Tierra del Fuego fue la escribana Mariana Mori (Mat. 3760) la que certificó la llegada a Ushuaia a las 16.16 horas del 14 de abril de 1992 por Acta Notarial B-002752641.

GRAL. PAZ. La conocida avenida que circunvala la Capital Federal estaba especialmente complicada el lunes 13 de abril a mediodía. La razón: un choque típico entre dos autos en la mano rápida con resultados nefastos para la cola de uno y la trompa del otro. A poco menos de media hora de la salida, Miguel "Fogonazo" Tillous sentenció: "Si esto sigue así en 24 horas vamos a estar en Cañuelas...". Dicho esto se dedicó a acabar con un tubo de papas fritas Pringle con crema de cebolla.

VITUALLAS. En una heladera fueron acomodados una docena de sandwiches de jamón crudo, ocho latas de Coca-Cola, cuatro jugos de manzana, tres botellas de agua mineral y una caja de alfajores (4). Las vituallas alcanzaron para satisfacer las necesidades alimenticias de los tres ocupantes del Galaxy.

PARQUE NACIONAL. En los Bosques Petrificados -unos 50 kilómetros al oeste de la RN-3- nos encontramos con una guardaparque que prohibía la toma de fotos por parte de Tillous considerando que su equipo era profesional. "Lo que pasa -nos informó- es que vienen, sacan fotos con poderosos equipos y luego las venden en sumas millonarias a revistas extranjeras". Finalmente Miguel cumplió su cometido haciendo unas tomas como recuerdo de nuestro paso por allí, volviendo de Ushuaia. Lo que no se comprende es la actitud del guardaparque que prefiere que nadie en el mundo se entere de la existencia del bosque petrificado... ah, y eso de las cifras millonarias...

CONSUMO. 15,59 x 100. Para los 3.136 kilómetros de ida, el Ford Galaxy 2.0-i Ghia. consumió un total de 489 litros de combustible lo que da un promedio real de 15,59 litros cada cien. El de lubricante a lo largo de toda la prueba -ida y vuelta- fue de 3/4 litros. Respecto al líquido refrigerante no fue necesario abrir el recipiente. Lo mismo sucedió con el líquido de frenos.

Cambio de neumáticos antes de Monte Aymond. Fue la única pinchadura en todo el camino

DIFERENCIAS. Mientras se circula por la RN-3 desde San Antonio Oeste hasta el límite con Chubut, el pavimento rionegrino se muestra en mal estado y sin demarcación alguna lo que hace complicada e insegura la conducción nocturna. Apenas se entra en la provincia vecina, el pavimento está impecable, marcado parejo y reluciente. ¿Favoritismo de Vialidad Nacional o eficiencia provincial?

PARQUE FUEGUINO. Los autos nacionales se pagan un 18% menos que en el resto del país. Los importados no están gravados con arancel alguno y los precios están un 40% -por lo menos- debajo de los del continente. ¿Los que más se ven? Lada Samara y el jeep Niva 4x4 (hasta se alquilan en las agencias), Fiat Uno de Brasil e Italia en distintas versiones, Duna brasileños, Peugeot-405 que entran por Punta Arenas, Opel Kadett tres volúmenes de Brasil, Suzuki y Daihatsu Aplausse. Pero no son los únicos, hay de todo.

LIMITACIONES. Claro que comprar un auto nacional significa no poder venderlo fuera de la isla de Tierra del Fuego hasta dentro de tres años y tiene permiso para salir 60 días por año. Respecto al importado no hay reglamentación definitiva pero no sería negociable por cinco años.

DEMORA. De haberlo sabido, hubiésemos salido de Buenos Aires tres horas más tarde, tiempo que perdimos en la aduana de Monte Aymond esperando que la habilitaran. De esa forma hubiésemos tardado poco más de 25 horas brutas para el trayecto.

P-600. A punto de lanzarse en Argentina, los neumáticos Pirelli del Ford Galaxy eran oriundos de Brasil. Cuando volvíamos, con Maggi al volante, el ex-campeón argentino insistía en bajar las cuatro ruedas a la huella anegada por la lluvia. "No hay forma de que hagan aquaplaning, y eso me vuelve loco...". Siguió insistiendo pero no lo logró. Realmente un comportamiento fuera de lo común... el de las cubiertas.

SERVICIO ESPECIAL. En la Esso de Río Colorado esperaban nuestro paso. En pocos minutos completaron el tanque, revisaron el aceite, limpiaron parabrisas, vidrios y luneta y tuvieron lista la factura correspondiente.

AHORA, HOTEL. Constante Moreno Preto, ex-piloto Fiat de Turismo, es oriundo de Ushuaia. En una oportunidad comimos en el Tolkeyen donde sugerimos no perderse el cordero al asador. Ahora sumó una hostería construida en madera a orillas del Canal de Beagle.

Llanta con barro adherido en la parte interna que producía un notorio desbalanceo

Motor muy embarrado

Elementos que llevábamos en el baúl además de los bolsos

Toma "robada" por Maggi mientras Tillous dormía en el asiento trasero

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Road Test del Ford Galaxy 2.0i Ghia
Revista Road Test Numero 21 Julio de 1992

Road Test del Ford Galaxy 2.0
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