Tras siete años, vuelve a fabricarse el Lotus Seven en nuestro país. Los amantes de los autos deportivos, de parabienes ante la aparición del Lotus Mk 7, que es equipado con la mecánica estándar del Volkswagen 1.8. En una prueba comprobamos que su característica briosidad -y en especial su excelente aceleración- sigue siendo su más saliente cualidad
Para cumplir con la primera el diseño tendría que ser simple, descartándose de movida todo lo que no fuera esencial para trasladarse velozmente, proporcionando al mismo tiempo placer (no comodidad ni confort) al conductor.
La segunda se cumplió como consecuencia de aquélla. El talento inmenso de Colin Chapman logró en el tablero un vehículo muy singular, muy agradable, de muy bajo peso y con un área frontal reducida, por lo que la mecánica elegida (un modesto Ford Cortina) rindió satisfactorio resultado.
Por supuesto que estando Chapman de por medio el auto doblaba y hacía todo a las mil maravillas.
En 1969 el recordado Edgardo Boschi le propuso a Chapman construir una serie del auto en nuestro país para consumo local. Chapman asintió y Edgardo construyó unos cincuenta ejemplares entre los años 1970 y 1975, los que primero utilizaron la mecánica del Fiat 1600 y luego la del Fiat 125.
Por diversas razones que no hacen al caso mencionar, la producción de los Lotus Seven nacionales se discontinuó, falleciendo Edgardo hace unos años.
Pero hete aquí que de esos Lotus Seven que andaban dispersos por el país, unos cuantos se encontraron en las carreras que desde 1980 viene realizando el Club de Automóviles Sport. Y como los Seven andaban bien, se creó una corriente compradora, hacia ellos. Pero, no había tantos en el mercado como para que cada candidato tuviera la posibilidad de sentarse en uno de ellos. Fue entonces cuando surgió una solución a este "desabastecimiento": volver a fabricarlo.
Esto se facilitó ya que entre los "sevenistas" estaba Mario Gradín, abogado y escribano de Boschi, y Osvaldo Bessia, triple campeón argentino de Fórmula 2 a principio de los años '70.
Espartano, pero de buen gusto es el habitáculo. Tablero con instrumentos Jaeger, llaves Smiths y testigos para luces, destellador y guiños
Cuando Gradín se cansó de buscar un Lotus Seven para reemplazar al suyo, le propuso a la viuda de Edgardo Boschi seguir con la fabricación utilizando aquel permiso de Chapman, del que ella era tenedora. Por eso podemos decir que éste es, desde 1975, el único Lotus Seven de verdad, dejando de lado burdos y aislados intentos que aparecieron esporádicamente para reemplazarlo.
Reunidos Gradín y Bessia pusieron manos a la obra; la meta inicial fue la construcción de una primera serie de 6 unidades, para continuar a partir de allí con series de 10 autos. La más importante decisión fue la de elegir la mecánica. Debía ser estándar pero capaz de permitir una prestación realmente deportiva.
La elección recayó en el Volkswagen (Dodge 1.8) adaptándosela en consecuencia para motor, caja y diferencial. De manera que el dueño de un Lotus Mk 7 (se adoptó esta denominación para diferenciarlos de los ejemplares del '71 al '75) pudiera atender sus necesidades en este sentido recurriendo a la concesionaria VW más cercana, ya que no hay ninguna diferencia fundamental entre los motores, cajas y diferenciales de un Mk 7 y de un 1.8 de línea.
A cuatro meses de la puesta en marcha del plan, de la pequeña fábrica de B & G en Olivos, han salido los primeros Lotus Mk 7 de la serie inaugural.
El motor Dodge 1.8 cayó al vano motor como anillo al dedo. Obsérvese la limpieza de la instalación. Por razones de espacio se cambió la posición del alternador y del filtro de aire. El conducto de aire desde el filtro al carburador es original de R-12. El radiador de agua, oculto en la toma por la trompa, fue especialmente diseñado y está inclinado a 45 grados
De la primera inspección visual surge que los ocho.años transcurridos entre los Lotus de Boschi y éstos no pasaron en vano. El auto conserva todos los atributos que le dan ese carácter raramente definible, pero se ha mejorado en muchos aspectos. La instalación de la mecánica luce mucho más prolija y la terminación en general es excelente, tanto en la construcción del chasis reticulado y la carrocería de aluminio, como en los detalles de terminación y pintura, por ejemplo.
Por supuesto que el auto sigue tan espartano como cuando nació en la rubia (pérfida) Albión, fiel a la filosofía que lo inspiró: proporcionar satisfacción al que gusta del manejo deportivo prescindiendo de chiches del confort y otros "aburguesamientos" por el estilo.
Corsa prueba
Pero como los pingos se ven en la cancha, pedimos y obtuvimos por cinco días un ejemplar para probarlo. En definitiva y para hacerla corta podemos reiterar casi todos los conceptos que le mereciera el Lotus Seven al Colorado Figueras cuando dio sus impresiones a través de estas páginas hace más de 10 años: "Buenas prestaciones generales, buenos frenos, pasmosa aceleración, buena velocidad final, reacción instantánea del motor y elasticidad motriz (...) tablero completo, accesibilidad visual a todo el panel de instrumentos (...) luces más que suficientes y fácil acceso a la planta motriz".
Seguimos citando al ahora próspero empresario gastronómico de Bariloche, con lo que no le gustó: "...falta total de visibilidad con la capota y ventanillas postizas, pedal de freno un poco rígido, e incomodidad para entrar y salir del habitáculo".
Agradables líneas del Mk 7 tomado de tres cuartos perfil trasero. Las llantas son similares a las que equipan a los autos de F-2 Codasur y Fórmula Renault
No incluimos otras contras halladas por el Colore, porque se han solucionado, tales como la suspensión que es demasiado saltarina en lo áspero, se ha vuelto más que razonablemente confortable para un auto como éste; otra: el recalentamiento del piso que ponía los pies y las asentaderas de los ocupantes mucho más allá de los 36 o 37 grados de rigor.
El motor, en esta nueva versión, es mucho menos calenturiento que su antecesor, ya que B & G hicieron diseñar por Radiadores Richard un refrigerador de agua tan eficiente que en el auto de prueba la temperatura no pasó nunca de los 85 grados, pese al calor de un veranillo otoñal y las "fajadas" por lo cual se decidió agregar a todas las unidades un termostato.
Otra de las mejoras es en lo que respecta a ruidos: han disminuido notoriamente mediante la adopción de planchas insonorizantes entre carrocería y tapizados, las que en algunos casos actúan también como aislantes térmicos.
Entre los inconvenientes que detectamos, lo más "grave", fue la posición del volante en los que tocaban los muslos del tester al cambiar de marcha, pero ello se debe -según nos explicaron- a que el ajuste de la pedalera no fue hecho para tal conductor.
Tampoco nos gustó demasiado la palanca, de brazo demasiado largo. Otra, falta un espejo retrovisor lateral, indispensable cuando se maneja con la capota colocada.
En resumen, un auto que faltaba en nuestro mercado, hecho con la calidad que merecen sus antecedentes, de precio más que razonable y de prestaciones y andar que harán la delicia de los "corsaiolos" que lo tengan por segundo o tercer auto.
Fotos y textos. El Negro Ene