Con capota no pierde estilo. Generalmente los autos abiertos, al utilizarse con la lona negra sufren cierta deformación estética. Con lluvia, el habitáculo es hermético y el cierre casi perfecto
La mecánica (léase motor, caja, diferencial) es de Fiat 125. Obviamente todos los elementos son provistos por fábrica y por ende cero kilómetro. Es decir, que de esa manera se obtuvo un automóvil muy especial, para cierto tipo de público, pero con mecánica accesible de auto de calle y con repuestos al alcance de la mano en cualquier concesionario de la marca.
El tercer punto, el de performance, es el más oscuro. El GPA no anda todo lo rápido que uno espera, ni acelera nerviosamente como se puede sospechar. Es un auto deportivo, de línea clásica, pero tranquilo.
Presentados los tres puntos, corresponde que nosotros les demos las impresiones después de haberlo manejado durante diez días más o menos. En ciudad, en ruta y hasta en algún camino de tierra no muy transitable.
El perfil no desentona con la línea de la cola y trompa. Nótese que el eje trasero está ubicado unos centímetros más adelante de lo normal. O sea que el neumático casi toca la parte baja del pasarrueda lo que produce un efecto visual antiestético
¿Subimos ...?
El acceso al habitáculo es fácil. Tanto con capota corrida o puesta. Ello se debe a que tiene una altura lógica y además posee dos elementos muy importantes en este tipo de vehículos: puertas.
Una vez adentro, la primera impresión es que la posición de manejo es cómoda. La pedalera es algo corta para el que suscribe que mide 1m 85 cm, pero como es regulable el tema es perfectamente solucionable. El volante está en posición casi vertical, la butaca es poco anatómica y cuando uno dobla pide una manija para agarrarse de algún lado porque el cuerpo se desplaza lateralmente.
El respaldo del asiento es fijo pero tiene corredera para acercarlo o alejarlo de los pedales. La palanca de cambios está bien ubicada, muy cerca de donde se llevan las manos sobre el volante.
El tablero es completo. Tiene instrumental Jaeger nacional y aunque no es la perfección funciona correctamente. Lo componen un velocímetro grande con aguja central, un cuentavueltas similar y esferas más chicas que indican la presión de aceite, la temperatura de aceite, temperatura de agua, voltímetro y nivel de combustible.
A la consola se le agregó un aparato de ventilación con aletas regulables. Las perillas de luces y demás son del tipo "Di Tella", las más prácticas y sencillas. La luz del tablero, en nuestro auto, era de un dudoso gusto ya que de noche las bombillas rojas nos hacían
sentir en un boliche de pueblo. Con tonalidad verdosa el asunto hubiese cambiado.
Atrás de los asientos hay un espacio como para llevar un par de bolsos chicos y en el baúl (donde va el crique y la llave cruz) para un tercero de dimensiones normales.
Interior del G.P.A. Volante de madera lustrada, tablero completo con instrumentos esféricos y entre velocímetro y cuentavueltas, reloj con segundero integrado
En marcha
En el tránsito de la ciudad se hace un poco pesado manejarlo. Su radio de giro no es el correcto y hay que tener cuidado con los toques porque el auto, por estética, carece de defensas adecuadas. Lo primero que se manifiesta es que el auto tiene un andar bastante suave considerando que estamos analizando un auto semi deportivo. Con 20 libras de presión en las gomas radiales el coche se comporta razonablemente, 'siempre y cuando no se lo apure demasiado en el empedrado. Allí comienza el zapateo indefectible del tren trasero.
Circulando por avenidas rápidas, o por la misma Panamericana, se siente que el GPA está sobremultiplicado. Los cambios no tiran y la cuarta es algo lerda para levantar vueltas.
Nuestra unidad dispone de un diferencial largo de "125" y el rodado (de Chevrolet Súper) es demasiado alto como para que los 100 HP del motor biálbero tire esa relación final. Cuando lo pusimos a fondo nuestra teoría quedó confirmada. Con neumáticos y llantas de Fiat 125 (que quedan muy antiestéticas) el auto mejora en alrededor de unos 12 kmh y llega de esa forma a superar los 160 km/h. Si a un rodado de menor pisada se le agregara un diferencial más corto (el de la Multicarga, por ejemplo) la cifra ascendería aún más.
Pero tampoco se puede esperar que el GPA orille los 200 km/h Se debe agregar a la relación de diferencial y neumáticos, un problema de este tipo de autos con guardabarros tipo "bicicleta". Aerodinámicamente presentan áreas que no son las ideales ni nada que se le asemeje. Entonces debe suponerse que si una Berlina Fiat 125 tiene 164 km/h de velocidad máxima, el GPA no puede ofrecer mucho más que eso.
Los casi 200 kilos a su favor hacen que el GPA, en cambio, tenga mayor reprise que una berlina standard. Los 10s 9/10 le bastan para alcanzar los 100 km/h y 14s 7/10 para estar en los 120 km/h.
Lanzado a velocidad, la impresión visual es muy superior a la velocidad real del auto. El viento, algunas vibraciones y una tenida direccional que no es similar a la de un auto de calle, hacen que a
160 km/h uno crea que está en cifras cercanas a los 200 km/h La dirección responde bien y los frenos de disco adelante son aceptables aunque no están asistidos por servo.
Cuando se dobla en curvones veloces hay que llevarlo como un auto de fórmula. Con cortos y precisos golpecitos de volante y el auto se acomoda. En los lentos se hace más difícil, primero porque tiene una trompa larga y el conductor va sentado casi sobre el eje trasero y porque la butaca nada anatómica hace que uno deba tomarse fuertemente del volante. A ello súmese un rolido excesivo y una tendencia a sacar la cola en lo muy sinuoso y a
irse de trompa en lo más rápido.
Con capota colocada, y con lluvia, no existen problemas. La lona no filtra en su unión con el parabrisas y los vidrios accionados con manijas a efectos de subirlos y bajarlos, hacen casi hermética la cabina. Pero ello produce una sensación de ahogo ya que la temperatura del habitáculo se eleva demasiado si se circula en esas condiciones. Los faros delanteros, muy acordes a la línea del auto, son suficientes para andar de noche y los limpiaparabrisas, aunque de sección muy pequeña debido a la poca altura del parabrisas, cumplen con barrer la zona necesaria como para no andar estirando el cuello.