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Gustavo López Productor de Seguros

Test del Ayer

Pruebas de autos argentinos

Por Gustavo López
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Biscayne Roadster- 2001

Con el veneno de una Cobra

Revista Parabrisas Nro 276. Octubre de 2001
Publicado en Test del Ayer en Julio de 2014

 

Biscayne Roadster
El Cobra en un ambiente aeronáutico del Aeródromo de Don Torcuato. Las líneas diseñadas por John Tojeiro, en 1963, no perdieron vigencia

Un auténtico sport hecho aquí, recrea las líneas y la motorización del AC Cobra de Carroll Shelby. En una década se construyeron artesanalmente más de 90 unidades

Decía Ferry Porsche que "los autos sport no desaparecerán nunca, ni siquiera cuando algún día el hombre deje de utilizar automóviles para trasladarse. Pasará lo mismo que con los caballos, que cuando fueron dejados de lado como medios utilitarios, perduraron en el tiempo para fines deportivos".

Aquello puede que suceda algún día cuando se invente vaya a saber uno qué cosa. Pero más acá en el tiempo, se ha dado en el mundo desde el último cuarto del siglo la recreación de grandes éxitos sport, mediante la réplica de unidades nacidas muchos años después de haberse dejado de lado la producción original.

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En la Argentina el primer caso de recreación de un modelo aconteció en los años '70, cuando Edgardo Boschi -permiso oralmente concedido por Colin Chapman- comenzó a fabricar en Buenos Aires el Lotus Seven. A la muerte de Boschi, la licencia pasó a Osvaldo Bessia / Mario Gradín, quienes en un taller de Olivos, entre 1980 y 1985, alistaron más de un centenar de ejemplares, en su mayoría motorizados por el cuatro cilindros del inglés Hillman Avenger, que en nuestro país equipaba a la versión "nacionalizada" por Chrysler el aquí llamado Dodge 1500 y luego Volkswagen 1500.

Biscayne Roadster

Cuando comenzó a mermar el interés por el Seven, Bessia se abocó a un nuevo desafío, en el que resaltaba la gran potencia: el AC Cobra„ también conocido como Shelby American Cobra, o más popular y simplemente como Ford Cobra.

Este auto se produjo en series que sumaron unas 1.300 unidades entre 1962 y 1968. Carroll Shelby -por entonces un ex Fórmula 1- hizo un trato con la vieja firma inglesa AC, por la cual ésta le proporcionaba los chasis; en el taller de Shelby en California se le montaban los motores, que merced a un trato con la Ford americana, siempre fueron de esa marca y de disposición V8.

A la exquisitez de la manufactura inglesa se asociaba la democrática potencia de los impulsores yanquis, una conjunción que tuvo buena respuesta del público.

Biscayne Roadster
El Cobra cuenta con un baúl con capacidad similar al de un sedán. Entran una valija grande, varios bolsos y la rueda de auxilio. A la derecha, sobre el guardabarros, se observa la gran boca del tanque de combustible

Biscayne, placer de manejo

Bessia comenzó en 1992 la producción de las réplicas del Cobra, bautizadas "Biscayne Roadster", en un taller ubicado al borde de la pista del aeropuerto de Don Torcuato, del que siguen saliendo nuevos ejemplares hasta hoy, cuando se llevan contabilizados 91. Para nadie que no sea un experto en la materia, es difícil diferenciarlos del original, aunque si bien los lineamientos generales y los rasgos exteriores son los mismos, algunas medidas del modelo argentino no se corresponden exactamente con el original.

El Biscayne, por sus generosas proporciones, pero más aun por la belleza de sus líneas que ha resistido el paso del tiempo, no es auto para pasar inadvertido. Es buscado por quienes disfrutan del manejo y por ello soportan con alegría las pequeñas incomodidades de un deportivo, aunque en este caso sus butacas envolventes son muy confortables, está finamente alfombrado y tapizado en cuero.

Se los ve frecuentemente en las competiciones de clásicos sport como las "1000 Millas" o las "500 de Salta" y aún en las carreras de velocidad de clubes como la AAAS y el CAS, donde suelen ganar. De hecho, en el Club de Automóviles Sport lograron dos campeonatos, piloteados por José Biedma y el mismo Osvaldo Bessia.

Biscayne Roadster
Los Cobra vienen equipados con motores Ford V8 americanos de 302 y 351 pulgadas cúbicas

Clientes en todo el mundo

¿Cuanto vale? u$s 25.000 más IVA. Una cifra respetable pero muy alejada de lo que cuesta en el mercado internacional un AC Cobra original: entre 300 y 400 mil dólares. Para un selecto grupo de amantes de estos autos, evidentemente ha sido buen negocio encargar uno. En la Argentina hay clientes de Norte a Sur y desde el Atlántico a la Cordillera. Y además se han enviado a Chile, Uruguay, Paraguay, Venezuela y Estados Unidos.

La técnica del Biscayne

El Biscayne tiene motor delantero y tracción trasera, con chasis monocasco de aluminio, para dos personas y su equipaje. Aunque la terminación se personaliza de acuerdo con el gusto personal del cliente, todos tienen caja de velocidades Tremecc (americana) de cinco o seis marchas, instrumental Auto Meter de seis cuadrantes de aguja en la disposición que elija el futuro usuario, frenos de disco Bendix de 280 mm de diámetro servoasistidos y embrague Center Force (también made in USA).

La carrocería -si es necesario por la temperie- se cierra con capota plegable; el tapizado es invariablemente de cuero argentino y resulta llamativa la generosa capacidad del baúl, donde se aloja también la rueda de auxilio, más pequeña que las restantes cuatro, ya que calza enormes neumáticos 265/60-15 ó 245/60-14.

Biscayne Roadster
En el impulsor resalta el gran filtro de aire que oculta el cuádruple carburador Holley

Los Cobra "criollos" invariablemente se han equipado con motores Ford V8 "made in USA", de última generación, de esquema supercuadrado (carrera muy corta con respecto a su alesaje) con los blocks a 90° y encendido electrónico MSD.

Bessia equipa a sus autos con flamantes impulsores de dos cilindradas: los de 302" (la cifra corresponde a las pulgadas cúbicas, que en este caso equivalen a 4.946 cm') y los de 351" (5.749 cm') que desarrollan una potencia SAE de 285 y 320 CV respectivamente a 6.200 rpm. La admisión la provee un carburador Holley de cuatro bocas, u opcionalmente inyección.

Son estos mucho más modernos y potentes que los varilleros originales de 35 años atrás, pero por ser muy standard su preparación, tienen una confiabilidad absoluta, a la par que una performance superior a aquellos de los años '60. Lo que se mantiene inalterable y subyuga a entendedores y profanos es la ronca música producida por sus ocho cilindros. que va del pianísimo del ronroneo al fortíssimo del rugido cuando se sobrepasan las 5.000 vueltas.

En cuanto a las prestaciones prometidas por el fabricante, la velocidad máxima es de alrededor de 270 km/h, mientras que en aceleración tarda sólo 5,6 segundos para pasar de detenido a 100 km/h.

Por Carlos R. Neira
Fotos Cristian Welcomme

Biscayne Roadster
En el cockpit de excelente terminación, se combina el cuero de la tapicería con la madera del volante y detalles de gran confort interior

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VELOCIDAD MÁXIMA: 270.000 Km/h

ACELERACIÓN

0 - 100 km/h

5.6 s

De "Klear" a constructor

Biscayne Roadster

Osvaldo Bessia (58) comenzó corriendo en Turismo con una velocísima cupé BMW, pero tomó notoriedad cuando en 1968 (utilizando el seudónimo "Klear") consiguió con un Crespi - BMW el subcampeonato de Fórmula 4, la categoría escuela que luego se convertiría en la actual Fórmula Renault.

Eso le sirvió de trampolín para correr la temporada siguiente en la entonces categoría mayor de nuestro automovilismo, Sport Prototipos, con un Cigliutti - Ford. En 1970 y 1971 fue campeón argentino de Fórmula 2, manejando un Brabham BT 30 del equipo nacional del ACA, cuando sus principales adversarios eran Cocho López, Pedro Passadore, Rubén Bulla, Raúl Kissling, etc. En 1972 fue tercero en el campeonato argentino de Fórmula 1 de Mecánica Argentina, con un Berta - Tornado de Luis Di Palma (Equipo Peñaflor).

Luego sus intervenciones deportivas se hicieron muy aisladas, limitándolas a carreras sport de velocidad.

El piloto profesional dejó paso al constructor de autos. Siempre se lo reconoció como un piloto fino al que no le faltaba la necesaria dosis de garra. Eso lo llevó a encumbrarse en una época dorada del automovilismo argentino.

Biscayne Roadster
El cuentavueltas preside los instrumentos; en este caso se ha prescindido del velocímetro. Switchers y fusibles al alcance de la mano completan el panel

Biscayne Roadster
Un rodado razonable para las altas prestaciones del Cobra. En este caso en particular, se decidió por un 265/60-15 de rango superior

Y ahora el GT-40

Biscayne Roadster

Si bien el Biscayne seguirá en producción, Bessia ya ha comenzado con otro emprendimiento Se trata de nada menos que de réplicas del histórico GT 40, el auto con el que Henry Ford III se empeñó en destronar a la Ferrari de la cúspide de la competición de los Sport de los años `60, cuando fracasó su intento de comprar a la fábrica de Maranello.

El Ford GT 40 era un sport con aspecto de prototipo, que tenía una altura de sólo 40 pulgadas (un metro) circunstancia que le dio su denominación. Tenían motores V8 varilleros de 4.2 litros y estaban basados en el Lola GT de Eric Broadley; se presentó en 1964 en las 24 Horas de Le Mans con un rotundo fracaso y al año siguiente se insistió con otro resultado desfavorable.

La impaciencia de Henry Ford nieto, y su orden de que había que ganar en la mítica carrera sin fijarse en esfuerzos ni en costos, desembocaron en el Mk IV con motor de ¡siete litros!.

Por fin la carrera de 24 Horas se le entregó en 1966, hecho que se reiteró en 1967. Los autos luego corrieron también exitosamente bajo el nombre de Mirage, con motores de 5 litros.

Bessia ya tiene siete unidades en producción las cuales serán equipadas con motores idénticos a los de los Cobra.

El precio en este caso es sensiblemente superior: alrededor de u$u 85.000. La novedad es que se abrirá un segundo taller en Estados Unidos, el que estará localizado en el 21011 de Johnson Street, de la localidad de Pembroke Pines, Florida. Esto permitirá una rápida inserción en el mercado americano, el que según sondeos recibirá a las réplicas de GT 40 con los brazos abiertos.

Vea también

Lotus Seven

Road Test del Lotus Seven
Revista Corsa Nro 882. Mayo de 1983

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