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Prueba de consumo urbano con Dodge Polara - 1974
Le decimos como ahorrar nafta
Revista Corsa Nro 432. Septiembre de 1974
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Esta vez la prueba en la ciudad fue hecha con un Dodge Polara y un día viernes. Quisimos mostrar los valores que se obtienen con una teoría de manejo más económica. Las cifras hablan por sí solas. Y si al ahorro que encontramos manejando de esta forma le sumamos los que surgen de una menor exigencia de los frenos, cubiertas, embrague, etc., etc., veremos que esta forma de conducir puede darnos datos más que interesantes
Fue una manera de probar y demostrar una teoría. Para ello elegimos, esta vez, un Dodge Polara que sacamos subrepticiamente de la Chrysler Argentina.
Cuando hace dos meses montamos en una Falcon Rural, giramos un día jueves durante seis horas por distintas zonas del micro y macro centro. O sea que la mitad de los automóviles -veda de chapas pares- no estaban circulando por Buenos Aires. Por eso, en esta ocasión, preferimos realizar las pruebas en viernes. Para colmo fue un día lluvioso con jubileo total de patentes y cuando todo el mundo andaba con dineros en los bolsillos.
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Conclusión: Buenos Aires era un loquero de tránsito. Y a partir de ese momento comenzamos a explicamos un montón de histerias y agresividades que los "tacheros" nos muestran todos los días. A veces, da ganas de bajarse del auto y dejarlo en medio de una avenida atascada.
Dentro de ese panorama, con el Dodge Polara como medio de movilidad, probetas y extraños aparatos que -eso dicen- miden el consumo con precisión casi exacta, arrancamos de Leandro Alem y Paraguay, o sea de la esquina de Editorial Abril.
Sobre un circuito elegido con anterioridad y con un desarrollo total de 64,5 kilómetros tratamos de cubrir noventa de los tradicionales cien barrios porteños. Más que nada para compensar el tránsito más o menos lento de algunas avenidas con el de calles de barrio ignoradas y el más veloz de Avenida Libertador o la misma Directorio. Para interiorizarse de ese recorrido publicamos un recuadro aparte y un mapa.
Utilizando ese sistema, dimos dos vueltas completas con dos estilos de manejo distintos. La primera vuelta fue cubierta a ritmo normal (no veloz). Usando Los cambios en forma correcta. Primera hasta 20-30 km/h., la segunda hasta los 60 km/h y de ahí en más la tercera y velocidad. También usando caja como freno
(sin sacar el cambio al frenar, en los semáforos) aunque ello no indique andar a los rebajes por la ciudad.
En síntesis, haciendo lo que todo el mundo -Ud. y nosotros- hacemos en la calle. Lo que indica no parar el motor del auto en una barrera. No poner punto muerto antes de frenar en un semáforo que impide el paso. Manejando de esa forma, recorrimos los 64,2 kilómetros con un consumo de 11 litros y 530 cm3. Tardamos 3 horas y 1 minuto y nuestro promedio fue de 21.3 km/h. lo que habla muy clarito de las condiciones de circulación en la ciudad y aledaños. Eso significó un gasto de 4.381 pesos viejos.
La segunda vuelta se hizo a ritmo de "taximetrero" para ser más explícito y ejemplificar con lo que casi todos conocemos. Nos costó bastante porque ésa no es precisamente la manera de manejar más segura y correcta. Pero la idea, la meta, era ahorrar combustible. Entonces había que agotar las formas y sistemas de lograrlo.
Eso nos obligó a cortar el contacto en las dos o tres detenciones que tuvimos en cruces ferroviarios, poner punto muerto hasta 300 metros antes de un semáforo en rojo y en cuanta ocasión fuese necesario para evitar un gasto innecesario. Lógicamente nunca se pasó de los 20 km/h en primera y de los 40 km/h en segunda, por lo que la mayor parte de esa segunda vuelta se realizó en tercera velocidad.
Así llegamos a una cifra final -después de más de seis horas de manejo ininterrumpido- en Leandro Alem y Paraguay de 9 litros con 970 cm3. Un tiempo de 3h 25m (el tránsito estaba mucho más pesado en Plaza Mayo, eran las seis de la tarde). El promedio fue de 18,9 km/h, y el desembolso de nafta fue de 3.788 pesos.
Cotejando las cifras es fácil hacer las comparaciones. Se consumieron 1.560 cm3. menos lo que significa a grandes rasgos y sin entrar en las décimas un 15% de ahorro de combustible y por consiguiente de dinero. Matemáticamente también llegamos a que empleamos un 12.6% más de
tiempo con respecto a la vuelta inicial hecha a ritmo normal. El promedio tuvo una baja de 14%.
Es probable que alguien piense que al fin y al cabo este no es un gran ahorro. Pero si vamos a las cifras nos daremos cuenta, rápidamente, que no es así. Los 64,5 kilómetros recorridos son un promedio bastante real con respecto a lo que un señor cubre por día con su automóvil.
Hablar de un ahorro de 1 litro y medio por día es algo casi insignificante. Apenas unos 570 pesos viejos por día. Pero si
se comienza a multiplicar el asunto cambio. Al mes son 17.100 pesos y si continuamos la cadena llegaremos a que anualmente, si usted cambia su sistema de manejo para andar por la ciudad, es probable que llegue a fin de año con 205.000 pesos plus en su cuenta de banco.
Para medir el consumo instalamos una caja que contiene una bureta graduada con capacidad para un litro. El llenado de la misma se efectúa mediante una bomba de nafta eléctrica, incluida en dicha caja. La conexión se realiza mediante unas mangueras que toman el combustible del tanque, va a la bureta y de allí sale otra manguera que va a la bomba de nafta del auto. O sea que una vez cargada la bureta, se abre la llave de paso y el combustible incluido en ella comienza a ser succionado por la bomba de nafta del auto. Así, en cualquier instante se puede determinar lo que se ha consumido en un recorrido medido por el odómetro del vehículo
Lo único que tendrá que soportar es que en un viaje de 10 minutos (con conducción normal) se alargue 1 minuto y fracción. ¿Pero quién anda tan apurado como para no poder malgastar 1 minuto sobre diez?.
La probeta, las canillitas, las mangueras que conectamos en el Dodge Polara sirvieron para demostrar que nuestra teoría no era errónea. Obviamente, en tránsito pesado, las diferencias no son tan marcadas, ni elocuentes pero si esta misma prueba se realizara un martes o un jueves, la cosa cambiaría completamente.
Por eso, nos atrevemos a asegurarle que haciendo un promedio semanal (incluyendo los martes / jueves) Ud. está en condiciones de ahorrarse unos 300 mil pesos por año sin mucho sacrificio. A lo sumo, salir de su casa o de su oficina cinco minutos antes para acudir a
una cita. Y eso, no es mortal. El problema es de mentalidad. En Europa se puso en ,práctica. Pero nosotros, los latinos, probablemente, seguiremos tirando cambios por Libertador y rebajando en los semáforos sin pensar en el consumo. Total, una picadita serán apenas unos 50 pesos viejos. ¿Por qué no suma las picaditas sin sentido que realiza a través de un año de manejo en su automóvil? Ahí si se encuentra diferencia.
Le dimos los datos. El sistema. El ahorro. Utilizarlo, ponerlo en práctica es algo que está en cada uno de ustedes.
Haga números. Vale la pena.
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