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Gustavo López Productor de Seguros

Test del Ayer

Pruebas de autos argentinos

Por Gustavo López
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A mas de 4.000 metros de altura
con Ford Fairlane V8 y Ford Taunus 2.3 - 1977

Entre nevados y volcanes

Revista Corsa Nro 558. Febrero de 1977

 

Andismo con Ford Fairlane V8 y Ford Taunus 2.3

Nuestro siglo 20 aparentemente ya no ofrece nada excitante al automovilista. Sin embargo, las aventuras aún existen; cruzar uno de los altos pasos andinos constituye, aun en la época de los viajes espaciales, algo inolvidable para todo aquel que se arriesga a abandonar las rutas transitadas y los itinerarios trillados. Ejemplo: el Paso de San Francisco, que une Catamarca con Copiapó, en Chile

Escalar el Cerro Torre o llegar a pie al Polo Sur puede ser el deseo, pero estar fuera del alcance de más de uno. Además, quien más quien menos no pretende arriesgar la vida al vivir una aventura: quiere poder contarla después.

La idea, concretamente, es combinar el placer del turismo con el cosquilleo de la aventura. Pero esa aventura que no significa el viaje sin regreso.

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Una excursión que es una mezcla de aventura y turismo sigue siendo hasta nuestros días el cruce del macizo andino. En automóvil se entiende, pero no por la vía fácil del Paso Bermejo (Las Cuevas - Caracoles), sino por otros pasos, más altos, más extensos, y mucho más solitarios. Allí sí el epílogo feliz del viaje depende todavía en alto grado de la habilidad de uno mismo, de la facilidad de improvisar o resolver problemas sobre el "pucho", e inclusive del arte de la conducción.

Andismo con Ford Fairlane V8 y Ford Taunus 2.3
El Taunus en el fondo del Valle de Chaschuil, tomando una amplia curva del camino enripiado que conduce al Paso de San Francisco

El más solitario

Entre Argentina y Chile existen numerosas vías de comunicación viales entre el extremo sur y el distante norte. No pocos de estos pasos son cortos y bajos y por lo tanto no ofrecen mayor problema.

Esto es lo que ocurre especialmente en el sur. Pero en el centro y en el norte las cosas cambian. De Mendoza para "arriba" algunos pasos llegan en su punto más alto a 4.600 ó 4.700 metros sobre el nivel del mar, y para unir los puntos poblados más próximos de un lado y del otro de la frontera, hay que viajar durante 10 ó 12 horas sin interrupción.
¡De diez a doce horas de manejo continuo para atravesar la cordillera! Es casi inconcebible en términos europeos, y, sin embargo, aquí es realidad palpable.

Fácil de imaginar que semejante viaje es una verdadera aventura, pues aunque los caminos se encuentren en aceptables condiciones de transitabilidad, una lluvia sorpresiva (aunque no imprevisible) en verano, un par de pinchaduras. un defecto en el motor lo pueden a uno dejar a la vera del camino. Y del lugar donde uno se queda hasta donde vive el ser humano más próximo puede haber 100, 200 o más kilómetros de distancia ...

No es posible hacer afirmaciones, pero probablemente el paso andino más solitario (nos referimos a los que unen Argentina con Chile) es el de San Francisco.
No son muchos los que lo han traspuesto, y por ello es poco conocido. Une la ciudad catamarqueña de Tinogasta con la chilena de Copiapó. En total, más de medio millar de kilómetros para atravesar el inhóspito macizo.

¿Nos acompaña? No haremos el cruce íntegro: sólo llegaremos hasta la cima y luego regresaremos.

Andismo con Ford Fairlane V8 y Ford Taunus 2.3
Por fin, el Paso. Los coches y el autor junto al monolito que recuerda el cruce, por este lugar, del conquistador Diego de Almagro hace cuatro siglos

Fin de vías

Dormimos en el Hotel Provincial de Turismo de Tinogasta. Famoso lugar no sólo por sus nogales y viñedos, sino también por ser "fin de vías". Hace añares, se tendieron los rieles procedentes de La Rioja, hasta esta remota región del noroeste. ¿Para qué? Muy simple: una de las ideas de hace varias décadas atrás era unir la Argentina y Chile mediante un ferrocarril por el paso de San Francisco, idea que luego fue abandonada en favor del ramal San Antonio de los Cobres -Socompa- Antofagasta.

Son las cuatro de la mañana. Apenas hemos dormido, pero si no salimos temprano, no hacemos tiempo.

Los primeros 50 kilómetros hasta Fiambalá se hacen rápido, pues el camino es recto y pavimentado, con algunos ocasionales badenes o vados. El gendarme de guardia en Fiambalá toma nota de nuestros documentos, pero esto es todo en cuanto a las formalidades cuando declaramos que "sólo" queremos llegar a lo alto del San Francisco.

Comienza un camino sinuoso de ripio, que sigue el curso del río Guanchín. Hasta hace no muchos años había que vadear el río 28 veces, pero Vialidad Nacional ha estado trabajando fuerte en estos últimos tiempos, cortando una carretera ancha en los paredones de Las Angosturas, con lo que la frecuencia de los cruces disminuye a cuatro.

Lentamente subimos. Cuando el cielo es claro (aunque el sol no asoma, pues estamos rodeados de altos cerros), ya nos hallamos próximo a Chaschuil a una altura de unos 3.000 metros. Una quinta y última vez que hay que atravesar el río. Hay alambre tejido en el fondo del curso ácueo para permitir el traspaso, pero así y todo el momento no deja de ser crítico. Menos mal que disponemos de dos vehículos: un Taunus 2,3 y un Fairlane V8.

Andismo con Ford Fairlane V8 y Ford Taunus 2.3
El Río Chaschuil, cuyo curso se sigue siempre cuando de Fiambalá se enfila para el paso de San Francisco. Ahora, el río hay que cruzarlo menos veces que hace una década atrás

Un viaje interminable

A partir de Chaschuil el camino toma rumbo norte y atraviesa un valle ancho y aparentemente interminable. Más de dos horas avanzamos, apenas subiendo, en dirección norte. El suelo está cubierto por una finísima grava oscura.

A veces la consistencia del suelo disminuye, y el motor a gatas entrega el par suficiente para sacar el coche a flote, tercereando o segundeando.

De ambos lados de este solitario Valle de Chaschuil hay cerros de mediana altura. Pero allí, al fondo del valle, aparecen los primeros colosos: volcanes con nieve eterna. Aún no podemos distinguir a ninguno, pero han de ser, seguramente, el San Francisco y el Incahuasi.

Las horas trascurren implacablemente. No nos mintieron en Tinogasta cuando nos dijeron que necesitaríamos seis horas para alcanzar el paso.

Por fin estamos en Las Cuevas, al pie de donde comienzan las serpentinas del paso propiamente dicho. Altura: unos 4.000 metros. Aún faltan 700 para llegar hasta arriba.

Frente a nosotros, dos pirámides: el volcán San Francisco, con su caldera rota, y más allá del lncahuasi. Comenzamos la subida, que no es muy empinada, aunque en algunas partes del camino todavía está cubierto por nieve (consignamos la fecha en que realizamos la expedición: primero de noviembre).

La altura se hace sentir. Los motores acusan la falta de oxígeno lo mismo que nosotros, los hombres. Hemos sido tan previsores de llevar con nosotros un tubo de oxígeno para inhalarlo y prevenirnos contra el apunamiento. Lamentablemente, para los motores poco podemos hacer en este sentido ...

Y por fin, la cumbre. Allí está el monolito que testimonia el paso de Diego de Almagro por este lugar en 1534. Allá, el mojón fronterizo. Y, de ambos lados, los carteles indicadores: A Copiapó, 280 kilómetros. A Tinogasta, 258.

Breve pausa para tomar fotografías, y luego seguimos hasta la Laguna Verde.

Andismo con Ford Fairlane V8 y Ford Taunus 2.3
El Taunus se ha quedado al atravesar la Laguna Verde. Con pala, tablones, un cable de acero y el torque del Fairlane, y pechando entre todos, salimos ...

La Laguna Verde

La Laguna Verde queda 18 kilómetros en territorio chileno. Es de color intensamente-verde-azul, más concretamente turquesa, y si bien es alimentada por agua dulce, en sí es salobre. Dos carteles dan cuenta de esta circunstancia particular: "Agua dulce". por aquí; "Agua salada" por allá. Breve sesión de fotos.

Ya son pasadas las doce del mediodía. Hasta las diez, el tiempo era espléndido, pero a partir de las once comenzaron a formarse nubes y a soplar un viento poco agradable. Es alta hora para regresar.

Pero no sin antes verificar qué altura tiene realmente el Paso de San Francisco. Las indicaciones de altura de la mayoría de estos pasos están equivocadas. O mejor dicho: exageradas. También en este caso, pues si bien el cartel indicador reza "4.276 metros s.n. m.", nuestros altímetros marcan bastante menos. Haciendo las correcciones necesarias, el San Francisco posiblemente no exceda de 3.650 metros. Aun así, respetable altitud ...

Sin embargo, antes de alcanzar la cima, al atravesar un riacho que alimenta la Laguna Verde, nos encajamos con el Taunus. El altímetro marca 4.100 metros. Con la pala tratamos de moverlo. Felizmente disponemos de un cable de acero largo. Edgardo Suárez hace maravillas, asistido por Oscar Soto, Ricardo Causa y Furio Costigliolo. Enganchamos el Taunus en el Fairlane, y empujando éste logramos zafarnos de esta fea varadura en la Laguna Verde.

Andismo con Ford Fairlane V8 y Ford Taunus 2.3
Cada tanto había que reabastecer los coches de combustible. El contenido del tanque y de los diversos bidones apenas alcanzó

Hemos perdido más de media hora, y quedamos exhaustos por haber trabajado tan duro en una atmósfera tan tenue. Por ello, a la vuelta sólo nos detenemos un ratito en el Paso.

El regreso. Aunque el panorama es el mismo de esta mañana, la distinta incidencia del sol hace aparecer todo muy diferente. Poco a poco vamos echando la nafta de reserva que llevamos en los bidones. Aunque no viajamos a gran velocidad, el nivel en el tanque baja vertiginosamente. Al final de la jornada, el Fairlane habrá consumido 160 litros, y el Taunus 90.

El espectáculo que ahora se nos abre, lo mismo que a la mañana, es absolutamente único. Un valle interminable de color negruzco. con campos de pasto amarillo, salinas, montañas policromas, y por encima de todo el cielo azul. Holgada recompensa para el esfuerzo realizado.

Pero aunque creemos que ya todo ha terminado, falta el broche de oro. Por la mañana, el Fairlane había pinchado una goma, consecuencia de haber tenido una presión de tan sólo 28 libras por pulgada cuadrada (el Taunus, 30, y sin pinchadura).

Ya cerca otra vez de Fiambalá, se detectan tres gomas pinchadas en el Fairlane y dos agujeritos en su tanque de combustible. Felizmente, con los tarugos, el inflador de mano y la pasta de soldadura epoxi de 10 minutos de fraguado todo se arregla rápidamente.

Aun así, se hace oscuro hasta que regresamos. En Tinogasta, ya los amigos se aprestaban para ir a buscarnos. Son las ocho cuando finalmente volvemos al punto de partida. Detrás quedan 14 horas de turismo que más que eso fueron una genuina aventura del siglo 20.3

Galería de fotos

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Distancia total recorrida
520 Km (ida y vuelta)
Tiempo
14 horas
Altura máxima alcanzada
4.100 metros
Consumo
Ford Taunus
90 litros
Ford Fairlane
160 litros

Andismo con Ford Fairlane V8 y Ford Taunus 2.3
Conducir 14 horas seguidas sin cansarse sólo fue posible ingiriendo pastillas de glucosa Dextroenergen y "bebiendo" cada tanto un sorbo de oxígeno

Andismo con Ford Fairlane V8 y Ford Taunus 2.3
Sesión de fotografía frente a algunos de los colosos más importantes de América, entre ellos el Incahuasi, el Fraile y el Muerto

Vea también

Ford Taunus GXL

Road Test del Ford Taunus 2.3 GLX
Revista Corsa Nro 618. Abril de 1978

Ford Fairlane

Road Test del Ford Fairlane 500 V8
Revista Automundo Nro 214. Junio de 1969

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Road Test de autos argentinos de mas de 10 años de antigüedad
Por Gustavo Ernesto López

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