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Prueba Nro 850
Peugeot 307 1.6 / HDi - 2005
Ruta 40 Sur. Prueba de fuego
Revista Auto Test Nro 173. Marzo de 2005
Publicado en Test del Ayer en Enero de 2023 |
Los autos de serie, tal como salen de fábrica, no son recomendables para encarar el tramo sur de la Ruta 40. Por esa misma razón, atreverse con este tipo de vehículos resulta un verdadero desafío. Ese fue el operativo que encaramos con dos Peugeot 307 para evaluar el nivel de robustez, confiabilidad y comportamiento durante más de 1.000 kilómetros por ásperos caminos de rípio. El "Mejor Auto Mercosur 2005" elegido por Auto Test, superó estoicamente esta prueba de máxima exigencia
La Ruta 40, en su tramo patagónico al sur del paralelo 42, debe ser una de las "pis-tas de pruebas" más exigentes del mundo cuando el objetivo es evaluar la robustez integral de un automóvil.
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Al atrapante magnetismo de la R40, sus desolados paisajes, sus atardeceres multicolores con nubes deshilachadas hechas jirones, y sus cielos de un azul intenso, se suma un piso agresivo, casi primitivo, con horizontes lejanos que parecen inalcanzables. Todo esto hace al encanto, a la seducción que se transforma en viciosa adicción para el viajero y que es parte de la magia infinita de la Ruta 40.
La definición sobre la Naturaleza del pensador alemán Johann Wolfgang Goethe, sintetiza con justeza la realidad ante semejante escenario: "Por dondequiera se la mire, surge siempre el infinito".
Sin embargo, aunque se la juzgue como una actitud retrógrada o nostalgiosa, el día que una impecable alfombra de asfalto acompañe la cordillera desde Mendoza hasta Río Turbio, la enigmática R40 perderá ese misterio que la hace diferente a todas.
Tuvimos suerte. La misma tarde que llegamos a Esquel arribaba "La Trochita", un tren con todo el encanto tirado por una vieja máquina a vapor que es una de las atracciones turísticas del sur argentino
Proyecto en marcha
Cuando en mayo de 2004 se lanzó el Peugeot 307 de producción nacional, consideramos que era el momento indicado para realizar un "supertest" de confiabilidad en el sector sur de la Ruta 40. Pero los tiempos y el clima jugaban en contra. En pocos días o semanas ese trayecto no sería transitable. Las primeras nevadas y temperaturas bajo cero formadoras de traicioneras planchas de hielo estaban a punto de llegar.
De común acuerdo decidimos postergar la prueba hasta el verano. El proyecto estaba aprobado y utilizaríamos una versión 1.6 naftera de 110 CV y un HDi de 90 CV en condiciones absolutamente standard. Precisamente ése era el desafío propuesto y aceptado por Peugeot Argentina. Los únicos plus fuera del equipamiento de serie se limitaban a dos neumáticos de auxilio -ante la posibilidad de que las filosas piedras hicieran trizas el caucho- y un bidón de chapa con tapa hermética de 10 litros en cada auto.
La tripulación sería mínima. El HDi por elección propia estaría a cargo del "Mono" Pisani (le encanta ahorrar hasta cuando no paga el combustible), reconocido y prolijo conductor que se preocupa más por la integridad de los autos que conduce que por Mónica, su santa novia. El naftero, por descarte, quedaba en manos de quien suscribe y Miguel Tillous, encargado de ilustrar la nota con su nueva Canon digital, quien sería el "casquivano" que haría las veces de acompañante alternativo de uno y otro durante los casi 7.000 kilómetros de recorrido.
Considerando la filosofía "never-stoper" de los integrantes de auto test, las etapas no eran demasiado extensas. Si tomamos en cuenta que todos nuestros "choferes" han sido debidamente entrenados (física y psicológicamente) bajo estricto régimen prusiano para manejar más de 10 horas con breves detenciones programadas sólo para cargar combustible y reabastecerse de agua mineral, éste sería un auténtico viaje de placer, recorriendo un promedio de "apenas" 950 kilómetros diarios (?).
Día 1: Buenos Aires. 7.45 AM
"Antes de llegar a General Acha una lluvia torrencial nos limitaba a menos de diez metros"
A las siete y cuarto pasé a buscar a Tillous por su casa y media hora más tarde nos reuníamos con el HDi de Pisani en la YPF post-peaje de la autopista a Ezeiza para tomar por la R205 con rumbo sudeste. Como en Bolívar no hay estaciones de servicio confiables sobre la ruta, completamos los tanques en Saladillo para tener autonomía hasta Guaminí.
Más adelante doblamos a la derecha por la R60 que pasa por la localidad pampeana de Macachín transitando un asfalto poceado y de ahí a General Acha con destino a Chacharramendi, donde comienza el camino "Conquistadores del Desierto" y que tras interminables rectas nos depositaría en Colonia 25 de Mayo. Allí nos esperaba un frugal y tardío almuerzo en el ACA, atendidos por una interesante y joven morocha de ojos verdes.
Los 307 por el asfalto poco antes de Esquel y vista general de la zona de los cuarteles en la localidad chubutense de Rio Mayo
En una etapa larga entre Buenos Aires y Zapala (casi 1.400 kilómetros), atravesar Neuquén es un verdadero fastidio. Así que tomamos por la R217 en El Manzano pasando por Añelo, de esa manera se aparece en Plaza Huincul evitando la capital neuquina. Es más largo pero más rápido.
Pese al piquete que nos demoró con Zapala a la vista (ver "Apuntes de Viaje"), pasadas las ocho de la tarde / noche bajábamos los bolsos en la puerta del hotel Huemelén, el más digno de la ciudad.
A las once de la noche estábamos listos para el descanso, lo que logramos pese al volumen del televisor sin el que Tillous no puede vivir y que al dormirse deja generalmente encendido. La etapa siguiente era corta, unos 600 kilómetros de asfalto, ya que el tramo de la R40 entre Pilcaniyeu y Ñorquinco estaba cortado.
Breve detención en el Hotel La Leona en la estancia del mismo nombre
Día 2: Zapala - Esquel
"Una etapa tranquila por asfalto y un día espectacular. Al siguiente nos esperaba lo peor"
La única alternativa era desviarnos por la R237 y luego tomar la R258 pasando por La Rinconada, Confluencia y en la entrada a Bariloche encarar hacia El Bolsón para recién retomar la R40 en las proximidades de Leleque, los pagos de Benetton. Por ser un camino de faldeo veloz y en perfecto estado, salimos de Zapala pasadas las nueve de la mañana y a la hora del almuerzo estábamos en El Bolsón. Truchas y abadejos en "Jauja" para continuar el viaje poco antes de las cuatro. Una hora y media más tarde arribamos a Esquel con el odómetro indicando 2.002 kilómetros desde la salida de Buenos Aires.
A partir del día siguiente, comenzaba la verdadera Ruta 40. Primeros kilómetros de asfalto y bajada al ripio hasta casi llegar a Perito Moreno, ya en la provincia de Santa Cruz.
Día 3: El infierno
"Hay largos tramos que deberían estar cerrados al tránsito de automóviles. Realmente una vergüenza"
Teníamos por delante unos 600 kilómetros y el destino final era Los Antiguos, considerando que en Perito Moreno la hotelería no ofrece los servicios mínimos indispensables. Salimos de Esquel a las nueve de la mañana con sol pleno y asfalto serpenteante entre mesetas hasta Gobernador Costa, donde nos reabastecimos de combustible. Mientras completábamos los tanques y llenábamos los bidones por las dudas, un estanciero de la zona que manejaba una Ford Ranger 4x4 puso su atención en los 307. Tras una breve charla le informamos que íbamos hasta Río Turbio por la R40 y de allí a Río Gallegos con Punta Loyola como punto final.
"Les aconsejo que con estos autos vayan por el asfalto, el tramo de Chubut está muy malo y por el despeje que tienen no conviene intentarlo. Una vez que se meten en la 40 ya no tienen salida... "
Pese a la inyección de optimismo encaramos, con cierto recelo y tomando las precauciones del caso, el sector más comprometido de la R40. A poco de bajar al ripio nos dimos cuenta de que el hombre no había exagerado. Quedaban por delante largos tramos donde el camino era inexistente, sin huella y cuando existían eran tan profundas que el protector del cárter iba abriéndose paso entre colchones de piedras. Las partes bajas de los 307 tocaban en forma permanente y las suspensiones trabajaban a destajo, absorbiendo las irregularidades de un piso con rocas afloradas. Sufríamos ante los cascotazos que pegaban debajo de los autos pese a transitar a 20 ó 30 km/h en 2da. Una auténtica tortura. Volver sobre nuestros pasos no era ni la solución ni el objetivo establecido. Había que seguir adelante.
Los 307 poco antes de llegar a Tres Lagos
Lo que más nos preocupaba eran los flexibles de freno porque el cable del de mano (el más expuesto) ya iba arrastrando cual "colita rutera". El otro temor era la cañería de combustible ya que si se dañaba y comenzaba a perder, la situación se complicaría. Por suerte y gracias al extremo cuidado, ninguna de las dos cosas sucedieron.
A esa altura nuestra indignación apuntaba a los funcionarios de Chubut que promocionan el turismo en la provincia, olvidando aclarar que lo hagan en avión... o en un Unimog.
Apenas si nos cruzamos con media docena de camiones y otras tantas 4x4. El peor sector es el previo y posterior a Altos del Río Senguer, aunque el resto no es mucho mejor. Separados quinientos metros para no tragar tierra, tratábamos de esquivar las piedras más grandes mientras por los "handies" intercambiábamos epítetos irreproducibles contra los funcionarios provinciales.
Finalmente, llegamos a Río Mayo. Pueblo con un regimiento del Ejército donde quedan menos de doscientos efectivos y unos pocos habitantes. Almuerzo en un restaurante que es casi un oasis en el medio de la nada, cuyo dueño resultó ser un personaje de ésos que sólo se dan por estas latitudes.
Por fin Santa Cruz
Unos 20 kilómetros adentrados en la provincia de Santa Cruz, el camino de ripio se torna transitable y más civilizado, tan es así que permite velocidades superiores a los 120 km/h gracias a una huella definida y ausencia de ripio suelto. A una decena de kilómetros de Perito Moreno, subimos al soñado asfalto. Nos separaban unos 60 kilómetros hasta Los Antiguos abandonando por algunas horas la R40, lugar elegido para pasar la noche.
Una inspección en una fosa de las zonas bajas de los 307 nos hizo tomar conciencia real del camino que habíamos dejado atrás. De aquí en más la cosa sería más fácil. La etapa más cruel nos había demandado 9 horas a un promedio de 70,8 km/h.
Merecíamos un descanso, así que nos dedicamos a retozar en las reposeras del jardín del hotel con vista al Lago Buenos Aires hasta que las luces del día se fueron atenuando.
Los 307 a la salida de Esquel
Día 4: El Calafate
"Por suerte los caminos de Santa Cruz son transitables y la auténtica Patagonia aparece ante los ojos del viajero"
Conociendo la invasión turística extranjera en la localidad que es puerta de entrada al mundialmente famoso Glaciar, teníamos reservado con anticipación por medio de los oficios del amigo Provenzano que, si bien no disponía de lugar en su hotel (Bahía Redonda), nos consiguió en la estancia "Huyliche", ubicada sobre un cerro a pocos kilómetros del centro de El Calafate. Un auténtico y acogedor establecimiento rural patagónico.
Estábamos al tanto de que el camino de ripio que teníamos por delante se encontraba en buenas condiciones, lo que pudimos comprobar al cabo de los 700 kilómetros de la etapa. Huella definida. ripio fino, debido al paso permanente de las máquinas de vialidad. No más "panzazos" ni colchones de piedras. En varios sectores se estaban asfaltando tramos de la R40, incluso modificando la traza original, lo que obligaba a tomar por algunos desvíos no muy amigables. De todos modos, la R40 dentro de Santa Cruz, comparada con el tramo de Chubut, nos parecía una autopista alemana.
Pisani revisa uno de los pasarruedas internos de plástico
A casi 500 kilómetros de Los Antiguos, reabastecimos en la YPF de Tres Lagos porque los surtidores de Bajo Caracoles no infundían la confianza necesaria respecto de la calidad del combustible.
Llegados a El Calafate, nos topamos con un denso tránsito en la calle principal. Ambas veredas atestadas de turistas españoles, alemanes y franceses que observaban las vidrieras y compraban a precios tres veces más caros que en Buenos Aires. Hasta allí habíamos recorrido poco más de 3.300 kilómetros en cuatro días, de los cuales más de 1.100 habían sido de ripio. Ese trayecto había dejado sus huellas profundas en los caños de escape, los protectores / canalizadores plásticos y en los impasibles chapones que protegen el cárter, que muchas veces cumplió funciones de pala abriéndose camino entre las piedras. El cable del freno de mano fue debidamente cortado ya que había dejado de cumplir sus funciones el día anterior.
Pese a todo, la estructura, el tren delantero y el trasero, los amortiguadores, rótulas, bujes, parrillas de suspensión, etc. habían soportado el permanente impacto de las piedras que en muchos casos salían disparadas a velocidad de un proyectil de mortero impulsadas por las ruedas delanteras.
Poco antes de llegar a Río Turbio quedan unos 20 kilómetros por pavimentar. El paisaje ondulado junto a los distintos tonos de verde hacen que se asemeje a la campiña europea
Día 5: Final de la Ruta 40
"Antes de llegar a Río Turbio la geografía se asemeja a la campiña suiza. francesa o alemana"
Lo que quedaba por delante era un simple trámite. La R40 original que iba de Río Gallegos a Río Turbio, paralela a las vías del ferrocarril que le transporta el carbón, quedó en desuso y carece de mantenimiento. El pavimento avanzó y saliendo de la capital santacruceña, ahora se dobla a la izquierda en Esperanza y por un asfalto nuevo se llega a Río Turbio. Sólo quedan 20 kilómetros para completar la obra. Ese fue el camino que utilizamos, aconsejados por un experto camionero.
Salimos de El Calafate, como siempre, a las nueve de la mañana y almorzamos en Río Turbio luego de hacer unas cuantas fotos en las minas de carbón de YCF. Desandamos el mismo trayecto hasta Esperanza y de allí a Río Gallegos por la Ruta Provincial 7, retomando la R40 en la capital de Santa Cruz para completar el tramo hasta Punta Loyola, sitio donde oficialmente termina la R40 a orillas del Atlántico Sur.
Fotos testimoniales con temporal de lluvia y granizo incluido. Con rumbo norte encaramos una parte de los 2.600 kilómetros que nos separaban de Buenos Aires, haciendo noche en Puerto San Julián.
Hasta el mismísimo fin de la R40 habíamos recorrido 4.015 kilómetros a un promedio inferior a los 90 km/h y un consumo de 10,8 litros/100 km para el naftero y de 7,87 para el turbodiésel.
Entrando en territorio de Santa Cruz, donde las condiciones del camino mejoran notablemente
Días 6 y 7: El retorno
"Ante nuestra sorpresa los 307 ni siquiera se habían desalineado y se comportaron tan bien como a la ida"
Tal como estaba preestablecido, el sexto día pernoctamos en San Antonio Oeste para iniciar la última etapa, de unos 1.100 kilómetros que nos separaban de Buenos Aires, utilizando la R151 por General Conesa y de ahí por la R22 a Río Colorado y Bahía Blanca donde para evitar la R3 nos internamos por la R33 y la R65 pasando por Tornquist, Pigüé, Guaminí, Daireaux, Bolívar, entrando a Buenos Aires por la R205, la misma que transitábamos una semana antes pero en sentido contrario.
Habíamos dejado atrás 6.700 kilómetros de los cuales más de 4.000 fueron cubiertos por la exigente, tortuosa y fascinante Ruta 40.
Una prueba con alto grado de requerimiento para partes mecánicas y estructurales que fue superada tras ásperas batallas, por los Peugeot 307.
Por Carlos F. Figueras
Fotos Miguel Tillous
Rebaño de ovejas cruzando la Ruta 40
Los 307 en cercanías de Río Turbio, con fondo de gendarme a caballo
Como fondo, la Cordillera de los Andes que sirve de límite con Chile
El correntoso Río Santa Cruz cerca de La Leona
Las dos unidades dejando atrás Bajo Caracoles (Santa Cruz) donde desistimos de reabastecernos
Entrada a uno de los túneles principales de las minas de carbón de Río Turbio e imagen de Santa Bárbara, la virgen que es patrona de los mineros que allí trabajan
Entrada al yacimiento de Río Turbio de YCF en una mañana gris y ventosa
Asfalto nuevo en impecable estado que une la localidad de Esperanza con Río Turbio en la Provincia de Santa Cruz
Punta Loyola, final de la Ruta 40 en su tramo sur, nos recibió con una lluvia torrencial acompañada de granizo de buen calibre. Sólo nos quedaba retornar a Buenos Aires
Las imágenes de esta prueba en Alta Resolución
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1.377 Km |
Tiempo total |
12h 30m |
Consumo promedio (l/100 km) |
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Naftero |
12.2 |
Diésel |
8.91 |
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612 Km |
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8h 06m |
Consumo promedio (l/100 km) |
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Naftero |
10.3 |
Diésel |
7.92 |
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638 Km |
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9h 01m |
Consumo promedio (l/100 km) |
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Naftero |
9.06 |
Diésel |
7.02 |
Los Antiguos - El Calafate |
689 Km |
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7h 30 m |
Consumo promedio (l/100 km) |
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Naftero |
10.10 |
Diésel |
7.38 |
El Calafate - Punta Loyola |
703 Km |
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7h 02m |
Consumo promedio (l/100 km) |
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Naftero |
10.73 |
Diésel |
8.06 |
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4.015 Km |
Tiempo total |
46 h 08m |
Promedio final |
87.2 Km/h |
Consumo (l/100 km) |
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Naftero |
10.80 |
Diésel |
7.87 |
Total de litros de nafta |
433.6 |
Total de litros de gasoil |
315.9 |
Consumo de aceite (cm3) |
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Naftero |
350 |
Diésel |
200 |
APUNTES DE VIAJE
- Gasoil. Se sabe que el precio del gasoil al sur del Paralelo 42 es superior al de la nafta, que goza de exensiones impositivas. Sin embargo el combustible para motores Diesel, en lugares como Tres Lagos o Los Antiguos, se puede llegar a pagar hasta un 30% más por litro que en las ciudades más importantes de la Patagonia. Monopolio absoluto por falta de competencia.
- Del mismo palo. Cuando estábamos partiendo de Esquel nos encontramos con un matrimonio mayor que venían de El Calafate remontando la R40 a bordo de un Peugeot 406. Tras una breve charla el hombre se reveló como un auténtico "never-stoper". "Toda la vida viajamos con mi mujer parando lo menos posible. Cuando mis hijos eran chicos los eduqué para que todo lo hicieran cuando se paraba a cargar nafta y no en cualquier momento. Todavía manejo 1.200 kilómetros de un tirón sin problemas...". Grande el hombre. Lo tendremos en cuenta para el próximo operativo.
- Procesión. A la salida de Zapala, cuando completábamos los tanques de combustible, el playero nos alertó: "Ármense de paciencia y vayan con cuidado porque hay una procesión al santuario que está a unos 12 kilómetros para el sur". Hubo que circular a paso de hombre, esquivando gente, ya que los feligreses caminaban por la ruta evitando las incómodas banquinas enripiadas.
En la parte más expuesta del escape se puede observar la metralla producida por el grueso rípio de la Ruta 40
- Sufrimiento. El de Pisani tratando de arreglar y poner en funcionamiento los cables de freno de mano de ambas unidades en una oscura y grasienta fosa de Los Antiguos. No hubo caso: pese a sus esfuerzos estaban definitivamente fuera de servicio.
- Consejo. Si se le ocurre viajar con su familia, aunque sea en un SUV con tracción doble, evite el tramo de la Ruta 40 con mantenimiento a cargo de la provincia de Chubut. Le aconsejamos desviar en Gobernador Costa por la RP20 pasando por el paraje La Laurita y luego la RP22, todo por asfalto hasta Río Mayo. Así evitará la peor parte de la R40.
- Personaje. Río Mayo es un poblado conocido por contar con un cuartel del Ejército Argentino. Viento permanente y frío polar en invierno. En este escenario hay un hotel / restaurante (Aka-Ta) donde repusimos energías mientras José, su dueño, nos resumía su historia: "Soy de Santa Fe pero vine acá hace un montón de años. Tengo caballos de carrera en San Isidro, que es mi verdadera pasión. Hacía falta un hotel digno y un lugar para comer a cualquier hora. Si alguien me toca el timbre a las dos de la mañana, me levanto y le hago un par de bifes con huevos fritos... hay que ser solidario porque en muchos kilómetros a la redonda no hay nada. Acá se atiende las 24 horas...". Un personaje.
- Parte del paisaje. Ya no llaman la atención los turistas europeos que eligen la bicicleta como medio de transporte. Pero el ripio, los fuertes vientos y las ondulaciones de la R40 muchas veces obligan a dejar de pedalear y encarar las cuestas a pie.
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Los únicos argentinos. En Calafate no fue fácil encontrar un lugar donde comer ya que todos los restaurantes estaban desbordados por la gran cantidad de turistas. Finalmente conseguimos una mesa en uno ubicado en la calle principal. El mozo, al hacer el pedido, nos confesó: "Son los únicos tres argentinos en todo el restaurante, el resto son extranjeros". Es lógico, los elevados precios superan los presupuestos del turista argentino.
- De Jujuy al Turbio. Para sacar algunas fotos en las minas de carbón hizo falta pedir permiso a Gendarmería Nacional y a la empresa que las explota. El jujeño Juan Cruz, encargado de la seguridad, nos mostró todo, incluso la entrada de la galería que tras el incendio dejó un saldo de 14 mineros muertos. Santa Bárbara es la patrona y protectora de los trabajadores de Río Turbio y junto a su imagen, un cartel escrito a mano rezaba: "Aguante minero". Conmovedor.
- Ñandú veloz. Pasando el Río Senguer nos topamos con un joven ñandú (choique, para los lugareños) que se desplazaba a grandes zancadas por la misma huella que transitábamos. Como no se apartaba, frenamos y nos mantuvimos a la cola por unos segundos, comprobando que iba a ¡55 km/h! Mucho más rápido que nosotros en algunos tramos chubutenses.
- Piedras voladoras. Según escuchamos por la radio AM de Gobernador Gregores, soplaban vientos de entre 80 y 100 km/h. Hasta las piedras pequeñas de las banquinas y los áridos campos pegaban con insistencia en los laterales de los 307 produciendo un ruido similar al de una lluvia de granizo. Cuando sopla... sopla de verdad.
- Piquete. En un viaje tan largo era lógico que nos topáramos en algún momento con piqueteros cortando alguna de las rutas. Así fue como a 10 kilómetros de Zapala una larga fila de camiones y autos anunciaba un corte a cargo de empleados estatales de una planta de gas. Gracias a los oficios de los lugareños pudimos evitar varias horas de espera tomando por una "picada" de una sola mano y plagada de pozos que nos depositó nuevamente en la ruta a Zapala. Fueron 19 kilómetros que nos demandaron más de una hora.
- Trauma. Debemos reconocer que uno de nuestros traumas es que nunca pudimos hacer la R40 completa. O por la nieve, o por el desborde de un arroyo o por lo que sea. Esta vez, avisados previamente, tampoco fue la excepción: antes de Ñorquinco el agua se llevó un puente y sólo se podía cruzar a caballo. Prometemos visitar al psicólogo de Antico a la brevedad, Insólito. No sólo tuvimos fortuna al no romper ni pinchar ningún neumático; tampoco los parabrisas sufrieron las consecuencias de viajar tantos cientos de kilómetros en el ripio, ya que muchas veces los vidrios se marcan circulando por la Panamericana...
- Granizo. Durante el viaje, sólo tuvimos dos tramos con lluvia torrencial. El primero fue a la ida entre Macachín y General Acha en territorio pampeano y el segundo, de mayor intensidad. acompañado de viento y granizo grueso. entre Río Gallegos y Punta Loyola, tramo de unos 30 kilómetros. La chapa de los 307 se salvó por poco.
- Para tener en cuenta. En lo que respecta a hotelería y por la experiencia vivida en este viaje, auto test recomienda el Hotel Tehuelche de Esquel con buena relación precio / servicio. En Los Antiguos el Hotel Antigua Patagonia con tarifas lógicas para el sur y enclavado en un sitio privilegiado a orillas del Lago Buenos Aires. No tuvimos tan buena experiencia en el restaurante. En El Calafate el Hotel Bahía Redonda o Estancia Huyliche y en Puerto San Julián, como es habitual, el Hotel Bahía a precios razonables en relación a las comodidades y atención.
Por el lado de la gastronomía sugerimos "Jauja" en El Bolsón, "De María" en Esquel y "La Tablita" en El Calafate aunque en este último hace falta reservar con tiempo y los precios, como en toda la zona, son elevados para los "vernáculos". En Puerto San Julián, el modesto restaurante "El Viejo", donde vale la pena pedir pescado recién capturado de las aguas del Atlántico. que como en el caso del excelente róbalo que comimos, no es fácil de conseguir en otras latitudes.
Durante el viaje de retorno almorzamos en el tradicional "Puerto Cangrejo" de Comodoro Rivadavia, un lugar agradablemente decorado y climatizado. bien atendido, con cocina de buen nivel especializada en pescados y mariscos.
Por último. en San Antonio Oeste, aunque no hay mucho para elegir, "El Ancla", atendido por sus dueños, es recomendable. ¿Anotó?
Por si existe alguna sospecha, comunicamos a nuestros lectores, amigos y detractores que en los establecimientos mencionados pagamos rigurosamente en efectivo sin gozar de ningún tipo de descuento especial a cambio de estas menciones.
La rueda de auxilio y el bidón no hicieron falta pero hombre prevenido vale por dos y mucho más en las rutas del sur patagónico
Los "handies" de Davicom fueron de gran utilidad durante el viaje para comunicarse entre unidades
Vieja campana de bronce de la estancia Huyliche donde pernoctamos durante nuestra estadía en El Calafate
Vista de la Estancia Huyliche
Ciclista francés soporta -a pié- los embates del viento patagónico
Reloj que marca las horas al revés en el Restaurante "Jauja" de El Bolsón
Pisani revisando el aceite de su 307 HDi
NAFTA VS DIESEL
Los 20 CV a favor del Peugeot 307 1.6 nafta (110 CV) se manifiestan, especialmente en los procesos de aceleración y velocidad máxima (unos 8 km/h). Sin embargo, en las ondulaciones de las rutas transitadas, cuando se trata de superar una pendiente en 5ta marcha, esa ventaja desaparece. Es más, en el caso del 1.6, por sus relaciones de caja largas, se hace necesario rebajar a 4ta para lograr un mejor desempeño, en tanto el HDi puede continuar en 5ta sin problemas, perdiendo menos velocidad debido al contundente par motor.
Esta característica también hace que el consumo sea menor ya que se utiliza siempre un cambio más alto que en el naftero, en especial con viento en contra, donde la pérdida de velocidad no es tan notoria como en el motor a nafta.
Si se observa el recuadro correspondiente a la síntesis del operativo, se notará que el HDi consumió un 37% menos de combustible que el 1.6, valor bastante más austero que el que se lograría en caminos llanos y en condiciones ideales.
Queda demostrado, una vez más, que por su confiabilidad, economía de consumo y performance, el HDi de Peugeot es reconocido mundialmente como uno de los mejores entre los turbodiésel que se ofrecen en el mercado.
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