Pruebas de autos argentinos

Kockum BM Volvo VHK 310 Motoniveladora - 1971   "Yo manejé una motoniveladora"   Revista Corsa Nro 287. Octubre de 1971

Como sucede generalmente en CORSA, las nuevas unidades que salen a la venta al mercado suscitan un interés evidente en el usuario. Por eso, consideramos oportuno probar por usted y para usted la motoniveladora KOCKUM-BM VOLVO en su modelo VHK-310 que por otra parte está construida en nuestro país por la empresa Kockum Landsverk con 85 % de elementos de Industria nacional incluido el motor Perkins. Así la sentimos, la probamos y hasta le hicimos levantar la patita en un acto de arrojo y vehemencia por parte de los testers. Las pruebas y sus resultados

Contra todo lo que pensamos antes de hacer las pruebas, la motoniveladora CXCX BM-Volvo VHK 310 es más dócil que algunos autos yanquis de la década del '50.

Fuimos con una idea prefijada y cuando John Jeffrey (nuestro anfitrión) nos dijo en británico tono: "Manéjenla... hagan lo que quieran", un escalofrío nos recorrió el espinazo y tuvimos más ganas de salir corriendo que de trepar a la cabina. 12.000 kilos y algo más, 8 metros y pico entre las ruedas delanteras y traseras, amén de casi 3,5 metros de alto influyeron para que nuestro coraje se viera disminuido considerablemente.

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Sin embargo, al sentarnos tras el tablero de comando y escuchar las instrucciones del caso uno se siente como con juguete nuevo. Y a los 5 minutos ya tiene ganas de pedirla prestada para ir al barrio a mostrársela a los amigos.

De más está decir que éste fue nuestro primer contacto con una motoniveladora de semejante tamaño y empuje y por eso la analizamos bajo un punto de vista poco técnico ya que no tenemos la menor idea para qué sirve, de no ser para nivelar terreno que es lo elemental. Pero eso no le importa mayormente ni a CORSA ni a sus lectores salvo los que sean ingenieros viales.

Trepar al habitáculo no es tarea fácil. Dos manijas externas, una puerta de dos hojas horizontales que se abren en forma independiente y dos asientos de respaldo recto. La pusimos en marcha y buscamos el inexistente pedal de embrague, pues la caja es muy parecida a aquella de los ómnibus Leyland donde los cambios entran solos.

Poner primera es innecesario y segunda tampoco tiene mayor sentido. O sea que lo ideal es poner tercera, pisar a fondo el acelerador y encomendarse a todos los santos para que nos ayuden a pararla cuando sea necesario sin pasarle por encima a nadie ni a nada.

La cabina es amplia y detrás del volante de diámetro pequeño se agrupan una serie interminable de palancas que sirven para hacer "trabajar" la máquina y que nosotros no intentamos tocar siquiera.

Lo más sorprendente es que al sentarse al volante inmediatamente hace movimientos bruscos ya que por el tamaño, peso y aspecto de la máquina supone que todos los mecanismos son precisos pero poco suaves. Y no es así. La dirección por ser servohidráulica nos hizo acordar a la suavidad del Fairlane; la caja de cambios, aunque de acople brusco, tiene una precisión increíble que, salvando las distancias, se puede asemejar a la Hewland.

Lo mismo sucede con el acelerador, los frenos y la notable inversión de marcha: se puede viajar a 30 km/h hacia adelante y poner directamente la tercera marcha atrás y la máquinas sale disparada en dirección contraria sin que ningún mecanismo se desintegre.

Así se comporta la VHK 310 cuando se la exige en una curva de 90 grados. Como se nota en la foto es evidentemente subvirante (se va de trompa). Se recomienda evitar subir las ruedas traseras sobre los canteros y no pisar las flores

El ruido del motor diesel se trasmite a la cabina y consideramos que sólo una motoniveladora puede hacer el ruido impresionante a turbina Pratt & Whitney que hace una motoniveladora.

Con respecto al uso deportivo debemos aceptar que no es ideal. Trasmite un montón de sensaciones nuevas pero en ningún momento uno se siente conduciendo un aparato vibrante, veloz, o excitante. Tampoco se puede decir que doble bien, ni que frene en distancias lógicas, ni que acelere ni nada por el estilo. Pero, según nos informaron, esa no es la función que debe cumplir y que los 151 HP no fueron utilizados en función de velocidad final sino de fuerza. Y por lo que pudimos ver, fuerza es lo que le sobra.

La suspensión es increiblemente agradable. Hasta que transitamos por caminos poceados pensamos que los movimientos que se trasmitirían a la cabina serian importantes. Nos equivocamos una vez más. El tren trasero es una especie de "boogie" y se mueve en forma independiente porque es flotante y otorga una serenidad de marcha por lugares imposibles que no es común -suponemos- a vehículos de este tipo.

Pero no podemos negar que sufrimos cierta desilusión. Primero porque su valor asciende a 20.000.000 de pesos viejos (con calefactor incluido y no se ría porque es cierto) y está fuera de nuestro presupuesto y segundo porque nos enteramos de que se fabrica con el único propósito de cumplir con funciones de trabajo y a eso no estamos acostumbrados.

De todos modos sirvió para algo ya que dentro de años podremos decirles a nuestros nietos: "Yo manejé una motoniveladora" y en una de esas hasta podemos escribir un artículo para Selecciones del Reader's Digest.

La VHK 310 levanta la patita en las curvas tipo horquilla. La foto es bastante demostrativa

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VELOCIDAD MÁXIMA 32.800 KM/H
En Vta marcha

Esto es lo que sería en un auto convencional el panel de instrumentos

Este es el verdadero tablero de instrumentos que por esas cosas de las motoniveladoras no está al frente sino sobre el costado derecho del asiento del conductor. En primer plano las seis marchas, tres adelante y tres atrás

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