Quien viaja cotidianamente desde su hogar en las afueras de Buenos Aires con destino a la Capital Federal, podrá advertir la gran cantidad de charters minibus que trasladan a la gente hasta sus trabajos por las principales autopistas interurbanas.
El más observador notará también que entre las "combis" de pasajeros, el Mercedes-Benz Sprinter ya es moneda corriente -tras casi dos años de presencia en nuestro mercado- entre los ejemplares más convencionales como las Renault Trafic, Fiat Ducato, etc.
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Hay dos aspectos sobresalientes que caracterizan al Sprinter Combi 3550 con chasis largo: la robustez característica de los utilitarios de la marca (los célebres 1114 dejaron su impronta de calidad en todos los caminos argentinos) y el gran espacio interior -cuenta con 9.100 dm3 de capacidad en el sector trasero- que permite alojar diez plazas aparte de las tres situadas en la cabina.
A pesar de no ser regulables, los asientos traseros son cómodos aunque la inclinación de los respaldos no es la ideal para recorrer largos trayectos y se echan de menos apoyabrazos individuales y no sólo los que lindan con el pasillo. El espacio disponible para las piernas es más que adecuado para personas de cualquier talla, lo que habla de una buena distancia entre las tres filas de asientos traseras, aun dejando un considerable espacio para equipaje en la cola del furgón.
La posición de manejo es absolutamente vertical, con volante en plano oblicuo y todos los comandos al alcance de la mano. A diferencia del furgón cerrado, la visibilidad del Combi es impecable hacia adelante y los costados gracias a las amplias superficies vidriadas.
Hacia atrás, las limitaciones que se pudieran originar al estar lleno de pasajeros, se contrarrestan fácilmente con los grandes retrovisores externos de regulación eléctrica, un útil accesorio que en la unidad probada se suma a una completa dotación, que incluye un potente equipo de aire acondicionado (con salidas a nivel del techo), levantavidrios eléctricos, regulación interna de faros, cuentavueltas, antinieblas delanteros (incorporados a las ópticas, con altas y bajas de excelente poder) y traseros, pintura metalizada y bonitas llantas de aleación liviana. Sólo haría falta un cierre de puertas centralizado (únicamente disponible en la versión Lujo de 10 plazas) dada la distancia desde el puesto de comando hasta los portones lateral y trasero.
Con 95 CV disponibles, el motor OM 14 A de origen Rover -producido en la Argentina por Iochpe Maxion-, mueve con soltura los 2.020 kilos que pesa esta versión con el conductor en su interior; parámetros lógicos para un utilitario de pasajeros.
Los cuatro cilindros desplazan 2.5 litros y el turbo comienza a soplar con fuerza a partir de las 1.800 rpm, régimen en donde obtiene el torque máximo de 23 kgm. Un aspecto para mejorar es el de la insonorización, ya que la rumorosidad del motor es elevada y molesta tras varias horas de conducción.
Al tener una relación final de diferencial corta, las aceleraciones son dinámicas y gana una interesante agilidad en el tránsito ciudadano. Un rendimiento promedio de 11 kilómetros por cada litro de gasoil constituye un valor muy lógico y combinados con un tanque de 80 litros, logra una autonomía de cercana a los 870 km.
En ruta, las suspensiones blandas en pos del confort de los ocupantes hacen oscilar la carrocería suavemente, pero a alta velocidad la hipersensibilidad a los vientos laterales puede generar un peligroso balanceo difícil de dominar.
El desempeño en curvas es satisfactorio y no es necesario disminuir la marcha con exageración para encarar virajes cerrados, aunque si esto fuera necesario, los frenos no defraudarán al conductor, ya que cuentan con gran potencia y la fuerza aplicada se regula automáticamente en función de la carga que se transporte sobre el eje trasero. Las calles desparejas o caminos de tierra son superficies en las que el Sprinter no se siente a gusto; la suspensión delantera -independiente- no amortigua bien las irregularidades, y molestas vibraciones son transmitidas al volante.
Mención aparte merece el sistema de dirección. Con un volante de buen grip y asistencia hidráulica justa, sorprende el reducido diámetro de giro de 12,8 metros teniendo en cuenta los 5,58 metros de largo de la carrocería. Dadas sus dimensiones, las tareas de estacionamiento serían sumamente complicadas de no contar con una dirección tan eficaz, mucho más que las de algunas vehículos de menor porte.
El precio de la unidad testeada, con el equipamiento detallado, asciende a los 37.000 pesos, un valor algo elevado, aunque existe una versión stándard que cuesta 34.600. Es cierto que las combis de otras marcas ofrecen valores más bajos, pero ninguna cuenta con la capacidad del Sprinter ni con la garantía de confiabilidad que siempre brinda la presencia de la estrella de tres puntas en la parrilla delantera.
Texto Matías Antico
Fotos Juano Fernández
El color plata Mercedes y las llantas de aleación brindan una estética atractiva. El equipo de aire acondicionado sobre el techo complica el ingreso a los garajes
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