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Huayra
SP - 1972
Un
Huayra para todos los días
Revista
Corsa Nro 342. Noviembre de 1972
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Fuori
serie originado en un SP

El Huayra Pronello Stradale en acción. En el andar combina la comodidad de un GT con el nervioso andar de un auto de competición puro
Un
Huayra que tenía Heriberto Pronello como auto de reserva se convierte en un
auto de calle, haciendo realidad el sueño de un aficionado a los fierros.
El
producto está bien logrado y servirá como conejito de indias para que el
constructor cordobés extraiga conclusiones y pautas destinadas a ser
aprovechadas en una futura serie de autos GT
Cuando tenía vigencia el equipo de Pronello con sus Huayra Ford SP, se preparó un chasis y una carrocería para reemplazar a una de las unidades más baqueteadas. Aquel auto nunca entró en carrera y cuando Heriberto se retiró de las carreras pasó a formar parte de su museo particular de autos y partes de autos de competición.
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Paralelamente, un buen dia se acercó al constructor de Villa Maria un tal señor Osvaldo Buzzurro que venía en busca de alguna Liebre III o algo parecido para hacerse un auto de calle que saliera de lo común. Lo que le ofreció en venta Pronello superaba todo lo que Buzurro se había atrevido a soñar: nada menos que aquel Huayra del que hablamos mas arriba.

Donde el excelente diseño alcanza su punto más alto es seguramente viendo al auto de perfil. La larga cola (que aloja a un baúl portaequipaje) balancea exactamente el dibujo
Por
supuesto que el Huayra era sólo un punto de partida. Mucho faltaba hacer
para que el auto estuviera en condiciones de transitar domésticamente.
Pronello y su gente se ocuparon de adecuar algunos aspectos de chasis y carrocería,
mientras Buzzurro por su parte se entretenía juntando fierros e ideas
para la conversión.
Por razones de estética y funcionalidad, se desechó el motor Ford F100, ya que el peso podía atentar contra lo que se proponía
lograr. Finalmente se decidió que la mecánica fuera Chevrolet o Falcon y
teniendo Buzzurro la oportunidad de comprar un Chevrolet a Rody
Marincovich no lo pensó más.
El
Chevrolet fue ligeramente tocado para aumentar su performance, pero
teniendo en cuenta que debía propulsar a un auto de calle. Se lo proveyó
de un árbol de levas con más cruce, se le cepilló la tapa en un
milímetro, se le puso un Weber horizontal de 40/40 y alguna pavadita
más.
Después
de un año el auto estaba terminado. Una caja ZF, el diferencial
autoblocante, frenos a disco Pronello en las cuatro ruedas, instrumental
Jaeger, neumáticos traseros con banda de rodamiento de 11" de ancho
completaron entre otras cosas el original GT cuya altura total es de 99
cm.

Vista
del cockpit. Butacas anatómicas, instrumental Jaeger orientado hacia el
volante, palanca de cambios cortita y parabrisas envolvente que brinda
excelente visibilidad, dadas las circunstancias
El
resultado es el que está a la vista. Un auto impresionante y sumamente
agradable que servirá a Pronello para evaluar la posibilidad de construir
autos de serie de concepción integralmente original, es decir no
derivados de autos standards conocidos. Tal sería el caso del proyecto
que Pronello denomina Mk 11, que es una estructura autoportante de
concepción avanzada, 2+2. motor delantero V8 propio de alrededor de 300
HP realizado especialmente para el Mk 11, y con detalles como
levantavidrios eléctricos, techo de quita y pon rebatible, paragólpes
escamoteable, faros que entran en juego al bajar parte de la carrocería,
etc.
Vale acotar que todo este proyecto es llevado adelante con la
intervención de un entusiasta grupo de estudiantes de Ingeniería de la
Universidad de Buenos Aires.
Fotos:
Armando J. Rivas 
Levantando el capot, la prolijidad llama la atención. Toda la parte mecánica fue realizada por Ricardo Esturro. Obsérvense los ventiladores desacoplables al frente

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